En Oriente Medio, de nuevo vientos de guerra

Víctor de Currea-Lugo  | 19 de mayo de 2019

En 2015, se logró con muchas dificultades la firma de un acuerdo entre Irán, los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y Alemania, sobre el programa nuclear que desarrollaba Irán. En 2018, Estados Unidos se retiró del pacto alegando incumplimientos por parte de Irán. Lo cierto es que el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) había entregado un balance positivo que no fue tenido en cuenta.

Ese programa nuclear apuntaba al enriquecimiento de uranio para la producción de energía, pero estaba muy lejos de la producción de armas nucleares, como lo confirman muchos estudios. En el acuerdo, como contrapartida a los compromisos iraníes, los países firmantes disminuirían sus presiones económicas.

Pero hace pocas semanas, Estados Unidos decidió tomar nuevas medidas económicas contra Irán y declarar a la Guardia Revolucionaria iraní como «grupo terrorista». A esto, el gobierno del presidente Hasán Rohaní respondió reactivando parcialmente el programa nuclear. Estados Unidos decidió entonces aumentar su presencia militar. El 14 de mayo hubo un ataque con drones a instalaciones petroleras saudíes que  podrían haber sido perpetradas por los houthi, un grupo rebelde yemení que cuenta con el apoyo de Irán.  El 15 de mayo Estados Unidos ordenó el retiro del personal diplomático no esencial de sus sedes en Irak, así como sugirió a todos sus ciudadanos salir de allí tan pronto pudieran.

Recordemos que Irak e Irán comparten una gran frontera (1458 kilómetros), que en Irak se viven todavía las consecuencias de la invasión de Estados Unidos de 2003, así como la guerra librada contra el Estado Islámico. Además, buena parte de la población iraquí es musulmana chií y, por tanto, tienen una gran identidad con Irán, país que se ha posicionado como el líder del mundo chíí.

En Oriente Medio, pesan muchas veces más las identidades religiosas o culturales que las estatales, así que Irán cuenta (y Estados Unidos lo sabe) con aliados en Irak, Siria, Pakistán, Yemen y otros países de la región, que estarían prestos a actuar en caso de que Estados Unidos opte por una acción militar. A pesar de que han pasado 16 años desde la expulsión de Sadam Husein, el sentimiento anti-estadounidense se mantiene en buena parte de la población.

El país no termina de recuperarse de la destrucción que dejó la guerra, y hay zonas donde el cáncer y la poca fertilidad de la tierra se asocia con el uso de uranio empobrecido que hizo Estados Unidos en la ocupación y en los años siguientes. Pero Irán no está sola, ya China y Rusia culparon a Estados Unidos de los pasos dados por Irán. Europa, por su parte, sabe que es estratégico frenar la carrera nuclear iraní, pero es consciente que el método Trump no funciona. De hecho, uno de los más poderosos ejércitos de Oriente Medio es el iraní, lo demostró en la guerra contra Irak (1980-1989) y en la reciente guerra contra el Estado Islámico en suelo sirio e iraquí.

Donald Trump crea un terrible precedente: negar los acuerdos a los que Estados Unidos se había comprometido ante la comunidad internacional. A cambio, Washington ha optado por reforzar su presencia militar en Oriente Medio, con un portaaviones y nuevas embarcaciones, aunque algo similar hizo frente a Corea del Norte para terminar negociando. El número de tropas que estarían dispuestos a enviar a la región sería hasta de 120 mil soldados. Irán, a su vez, amenaza con cerrar el estrecho de Ormuz, el paso más importante de petróleo del mundo, lo que produciría un gran impacto económico a nivel mundial.

Nada es inminente, es posible que las aguas vuelvan a bajar después que ambos bandos se muestren los dientes. De hecho, ya Qatar está tratando de acercar a las partes. El problema es de fondo: el fracaso de la comunidad internacional para hacer valer un pacto firmado, el retiro de Estados Unidos de soluciones negociadas con el argumento de que fue un mal acuerdo, y el gran lobby guerrerista que acompaña a Donald Trump que parece estar empeñado en hacer trizas la poca paz que queda en algunos sitios de Oriente Medio.