Víctor de Currea-Lugo | 6 de febrero de 2023
En email recibido el 2 de febrero, el abogado Francisco Bernate Ochoa, representante de Marcos Peckel, me pide una rectificación a partir de mi columna «Sobre mi designación como embajador y las calumnias en mi contra» publicada en mi web: https://victordecurrealugo.com/designacion-embajador-calumnias/
En dicho escrito sostuve que: “Desde esa columna de 2018 hasta nuestros días varios han usado el argumento del acoso para confrontar mis debates. Por ejemplo, el sionista e instigador del genocidio contra los palestinos, Marcos Peckel, había usado el mismo tipo de tesis solo para atacar la lucha Palestina. Varios sionistas han hecho lo mismo, porque de lo que se trata no es del tema sino de cancelar a la persona”.
El abogado citado me pide informar por escrito “las pruebas que sustentan sus afirmaciones respecto de que mi representado MARCOS PECKEL instiga al genocidio contra los palestinos. 2. En caso de que no tenga pruebas de lo que está afirmando, sírvase por favor, proceder con la rectificación a que hay lugar…”.
En aras de dar claridad a la rectificación solicitada, me permito precisar que, tanto desde la revisión académica del conflicto palestino-israelí como de la vivencia directa en Jerusalén, hay muchos elementos que permiten hablar de la presencia de prácticas genocidas en Palestina. De hecho, he publicado un libro sobre el análisis de la situación jurídica de la ocupación de Israel en Palestina, incluyendo mis vivencias directas de varios meses en la Palestina histórica y disponible en mi página web: https://victordecurrealugo.com/libro-palestina-derecho/
La diaria violación de derechos humanos por parte del ejército israelí contra los palestinos queda sistemáticamente en la impunidad. Por ejemplo, “de 2.235 palestinos asesinados por el ejército, las acusaciones contra los soldados solo han sido procesadas en 8 casos y ninguno de ellos ha sido condenado”. (Levy, Gideon, “When killing becomes routine”. Haaretz, editorial. July 13, 2003).
Otras medidas tomadas por el ejército y el gobierno israelí muestran el ataque contra palestinos como grupo particular: uso de difamaciones racistas, ataques a sitios sagrados, destrucción de edificaciones religiosas, demolición de casas palestinas, destrucción y tierras y cultivos, negación del derecho de residencia, detenciones y arrestos masivos, control ilegal de la explotación de los recursos naturales palestinos, abusos verbales contra los palestinos en cuanto tales, impedimentos de acceso a los servicios de salud incluyendo cuidados prenatales y postnatales y restricciones a la construcción de casas palestinas.
Por otra parte, en un trino del 25 de noviembre de 2015, el señor Peckel reconoce que es “orgullosamente sionista”. Es importante recordar que hay una gran diferencia entre antisionismo y antisemitismo; siendo el sionismo una forma de racismo que es incompatible por definición con los derechos humanos, tal como lo definió la Asamblea General de la ONU (Naciones Unidas, Asamblea General: Resolución 3379, noviembre 10 de 1975, aunque dicha resolución haya sido retirada posteriormente por presiones políticas).
Yo no soy antisemita (como me ha acusado el señor Peckel), sino antisionista. Sin adentrarme aquí en el debate semántico, dejo constancia de una galería de los campos nazis de Auschwitz publicada hace varios años y que desmiente, por lo menos en parte, lo que sugiere el señor Peckel sobre mi supuesto antisemitismo: https://victordecurrealugo.com/no-olvidar-el-nazismo/.
El sionismo, por su parte, es una propuesta política que busca la construcción de un Estado en el territorio de la Palestina histórica y dicho proyecto se alimenta de prácticas altamente documentadas como la limpieza étnica (remito a los textos del investigador judío Ilan Pappe), la apropiación ilegal de territorios (remito a los textos de la Corte Internacional de Justicia), la construcción de asentamientos (todos ilegales según el DIH) y de un muro, la destrucción de miles de casas palestinas por orden judicial y prácticas como el apartheid, todas contra la población no judía. Sobre estos y otros temas hay numerosos documentos disponibles.
Sobre el conflicto palestino, Peckel ha dicho: “Las exigencias mínimas de Israel, ser reconocido como Estado judío, renuncia al derecho al retorno por parte de los palestinos, mantener algunos asentamientos en Cisjordania y no dividir Jerusalem, no son aceptables para los palestinos…” (publicado en El Espectador, 31 de agosto de 2010, https://www.elespectador.com/noticias/opinion/israel-y-palestina-dialogo-en-vano/). Estas propuestas que Peckel apoya son contrarias a los principios de la democracia, a la resolución de la ONU sobre el derecho al retorno de los palestinos, a la ilegalidad de todos los asentamientos y al carácter internacional de Jerusalén.
Incluso, organizaciones judías internacionales de Argentina y de España han rechazado expresamente las opiniones sionistas de Peckel en cuanto consideran que el proceso de implantación del sionismo ha implicado una sistemática práctica “cuyo resultado es el expolio y la paulatina destrucción del pueblo palestino”. (Ver: «Sobre publicación de Marcos Peckel”, marzo 15 de 2019, disponible en: https://acjp.cat/2019/05/15/sobre-publicacion-de-marcos-peckel/.
Esto lo cito para demostrar que mi interpretación sobre la propuesta política del señor Peckel no está circunscrita a lo personal ni a lo local, sino que traspasa las fronteras e incluye a muchos judíos practicantes y debates jurídicos de gran calado.
Resumiendo, a) como queda dicho, el señor Bernate a nombre del señor Peckel me pide, retractarme “como prerrequisito para la interposición de las acciones legales a que hay lugar”, por acusar al señor Peckel de “ser instigador del genocidio contra los palestinos”,
b) La información disponible ha permitido que juristas de muchas latitudes usen la palabra “genocidio” con todas sus implicaciones jurídicas, para definir las prácticas y políticas que el Estado de Israel desarrolla contra el pueblo palestino en su territorio ocupado,
c) mi conocimiento académico y vivencial del conflicto palestino me llevó a hacer una afirmación errada en la que, sin embargo, no hubo la intención de calumniar sin fundamento ni conocimiento alguno, sino que nació del conocimiento tanto del conflicto como de las posiciones públicas del señor Peckel, aunque no por ello interpretadas de manera necesariamente correcta,
d) El señor Peckel, con quien compartí numerosos espacios académicos y en medios de comunicación, ha mantenido una postura sistemática, pública y deliberada de defensa de las políticas que ejerce el Estado ocupante de Israel sobre el pueblo ocupado de Palestina, sin que ello necesariamente constituya una instigación al genocidio,
e) Sobre la base de los argumentos aquí presentados es que incurrí en la afirmación imprecisa de que el señor Peckel “instiga al genocidio”. Entonces, tal como lo pide el señor Bernate, al no tener bases que me permitan sostener tal afirmación, me retracto de lo afirmado en ese sentido,
f) Entiendo que la retractación debe hacerse en el mismo medio hecho y con la misma cobertura. La verdad es que en aras de la claridad y del respeto por ese principio, dedico no un párrafo sino una extensa columna para retractarme y la mantengo pública a través de mi página web.