RESEÑA | «Los secretos del ELN»

Semana | 9 de enero de 2018

El libro Los secretos del ELN recoge los relatos de los negociadores de esa guerrilla en los diálogos con el gobierno y revela detalles desconocidos de la historia de esa organización.

“Si pudiéramos leer la historia secreta de las vidas de nuestros enemigos, encontraríamos allí dolor y sufrimiento suficiente para desarmar toda hostilidad”. Este epígrafe resume la idea que impulsó a Víctor de Currea-Lugo a escribir su nuevo libro, que saldrá en los próximos días. Él tuvo la oportunidad de conversar con los miembros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) que conforman la comisión que dialoga con representantes del gobierno en Quito, Ecuador.

En su relato, varias voces narran su ingreso a la guerrilla y cómo viven la guerra, reconocen sus errores, dolores, miedos y lo que esperan del proceso de diálogo que están adelantando. El libro tiene particular coyuntura en estos momentos, ya que el próximo 9 de enero finaliza el cese al fuego con esa guerrilla y se reanudan los diálogos en Quito, con Gustavo Bell como nuevo encargado del gobierno nacional para esa negociación.

De Currea-Lugo es médico de la Universidad Nacional, especialista en derechos humanos, máster en Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Salamanca y doctor (Ph. D.) de la Universidad Complutense de Madrid. Ha trabajado con organizaciones humanitarias como el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y Médicos Sin Fronteras (MSF). Actualmente, dicta el curso de conflictos armados en la Universidad Nacional. Estos son algunos de los fragmentos del libro titulado Historias de guerra para tiempos de paz.

Cómo toman decisiones en el ELN

“Varios factores explican la cultura del ELN. Tradicionalmente las guerrillas nacieron y crecieron como el brazo armado de un partido; nuestra modalidad fue otra: no queríamos ser el brazo armado de nadie. Primó la visión guevarista de que esto es una organización política y militar; aquí no hay un partido urbano que dirigiera una guerrilla rural.

“Al ser una organización político-militar, sus militantes, ya estén en el campo o en la ciudad, tienen que desarrollar actividades políticas y militares. Juegan mucho los principios organizativos y el papá de todos ellos se llama: democracia interna, y la mamá: dirección colectiva; solo para mencionar dos. El ELN opta por esto para corregir el mando unipersonal de los primeros años, esa es la autocrítica. Nadie ejerce el mando unipersonal. Entonces hay dos principios: uno, democracia, es decir: mayoría y minoría; y dos, dirección colectiva. Eso es lo que gobierna al ELN.

“Para empezar la actual fase pública de diálogo hubo un evento ampliado donde se dijo cómo debía ser la delegación, quiénes deberían integrarla, bajo qué políticas; participó más gente que la sola Dirección Nacional. ¿Sabe cuál es la bobada más grande que hemos votado? El número de botones que debía tener la camisa del uniforme. Aquí se vota mucho, pero cada vez votamos menos bobadas.

“El sistema para elegir a la Dirección Nacional es complicadísimo. Hay postulación de candidatos, pero algunos pueden ser rechazados incluso para ser candidatos. Los otros pueden decir: es un derrochón, le faltan condiciones; pero argumentando, no vale simplemente decir que es muy feo. Si ya la persona se va a postular, es decir: candidato, va a la elección que es con votación secreta. No se hace campaña, no hay esa cultura, hasta se ve mal hablar bien de uno mismo. Para elegir el comando central se elige uno por uno, así hasta los cinco miembros.

“Es más, en el último Congreso se creó una comisión de ética cuya tarea es vigilar a los mandos. Es el camino para que un guerrillero de base pueda comunicarse de manera directa con el comando central para pasar una queja o un reclamo. Cada frente tiene un miembro en la comisión, que está por fuera de la estructura de mando y por lo general son mandos de altísimo reconocimiento; es como un consejo de ancianos.

“Ahora, si un comandante siente que le quedó grande su puesto, pues renuncia. Hay compañeros de la Dirección Nacional que dicen: ‘Yo quiero hacer otra cosa’ o ‘El enfoque que tengo no lo ve bien la mayoría, entonces yo me hago a un lado’, pero siguen en la organización”.

La chalupa blindada

“Hubo una época en que en el sur de Bolívar existió un gran guerrero que se llamó el Viejón. El nombre propio de él era Lino Merceditos Ballestas. Es el típico personaje de la cultura donde se juntan el Cauca y el Magdalena. Fals Borda dice que esa es una cultura anfibia; ahí nació este gran guerrero cuya ilusión era tener barcos, pero no cualquier barco, sino tener barcos blindados.

“Ahí se juntan dos características: un personaje de la cultura anfibia y un guerrero. Se le ocurrió dentro de la industria de guerra que él creó, construir una gran embarcación blindada. Así que construyó el Coroncoro, una gran chalupa blindada con un montón de motores fuera de borda y que era la ideal, según él, para hacer los ataques en las poblaciones que quedaban a las dos orillas del río donde él nació. Antes de botar al agua este Coroncoro, él creó un carro blindado que era para facilitar los ataques a los puestos de Policía y Ejército de todo el sur de Bolívar, al sur de Magangué.

“En él se fundía el ingeniero popular que construía cosas: decía que las llantas del carro debían ser sólidas, que tenían que estar claros los sistemas de ventilación, que tenían que estar claras las escotillas para disparar, que tenían que estar bien ancladas las ametralladoras, que tenía que calcular el peso del blindaje para ver cuál era el motor que debía colocarle al vehículo para que anduviera y todo eso sin haber cursado ni primero de primaria.

“Al Coroncoro lo echaron al agua y funcionó. Ya en la etapa final, se quedó sobre un río que cae al Cauca y que se llama el Caribona, en el sur de Bolívar. Otro blindado operó por Norosí, Arenal, Morales y Pueblo Viejo.

“Otro de los blindados que él construyó se llamó el Iguano; él construyó varias versiones. Las lanchas blindadas tuvieron más dificultades porque los blindajes eran muy pesados y los motores fuera de borda no daban la velocidad que se requería. Eran buenas, blindadas, pero muy lentas”.

Homosexualidad y guerra

“Ha habido una presencia creciente de compañeros y compañeras homosexuales. Cada vez hay más participación, más presencia y más respeto. En el ELN no se le niega a nadie el ingreso por ser homosexual. Y se le respeta en su opción.

“Pero en las zonas nuestras, la guerrilla es fundamentalmente campesina y allí es muy difícil el tema de la homosexualidad. Hay que hacer todo un trabajo de explicación para que haya comprensión. Eso es parte de las realidades humanas. Hay un grupo, estadísticamente hablando, de personas que nacen homosexuales; conclusión, los hijos suyos o nuestros pueden ser homosexuales.

“Segundo, hay homosexualidades producto de muchas realidades trágicas. Por ejemplo, uno de los mejores compañeros que hemos tenido en los grupos responsables de la atención en salud, los salubristas, era un compañero homosexual, que salvaba muchas vidas. Y un día le pregunté: ‘¿Cómo comenzó su ser homosexual?’ y me dijo: ‘Yo era un niño campesino, en una gran hacienda de la sabana de Sucre y Córdoba, a mí empezó a violarme el terrateniente; en últimas, a mí la sexualidad me la impusieron’.

“Llevar una vida homosexual en la guerrilla urbana es muy fácil, porque todo es compartimentado, muy secreto; pero en un grupo rural es más difícil, todo se sabe, no hay secreto; si un día usted amanece de mal genio, todo el mundo se da cuenta. Entonces es un trabajo de educación. Ha habido racionalizaciones para rectificar; pero si hubiera que pedir perdón, en un caso de discriminación por la opción sexual, el ELN lo haría”.

El secuestro de mujeres de los paras

“Hicimos una operación en Cerro Azul, donde murieron como veintidós paramilitares al mando de un tal Cóndor, al que ellos mismos fusilaron después de esa operación, porque ya llevaba dos derrotas: la primera fue en San Lorenzo y la segunda fue Cerro Azul, en ambas bases el hombre no aguantó cinco minutos de combate y dejó a los hombres metidos.

“Allí además capturamos un mando de los paramilitares: un soldado profesional. Él se había salido del teatro de operaciones y ya iba, tipo ocho de la mañana, camino al río Magdalena cuando una unidad nuestra lo captura. El hombre en la confusión dice que es de las Farc y que va herido.

“A ese jefe paramilitar nosotros lo tuvimos un año detenido. Para los paramilitares él estaba muerto, nosotros lo mantuvimos en secreto. Cuando consideramos que era tiempo, hicimos un retén como con ochocientos hombres a lo largo de siete kilómetros, con guerrilleros cada diez metros a cada lado de la carretera y le dijimos a él que nos ayudara a ver a quién conocía que trabajara con ellos.

“Da la coincidencia que ese día estaban, como de visita, la mayoría de mujeres de los mandos paramilitares, así como ganaderos y comerciantes comprometidos con ellos en la zona. Y ahí se bajan siete mujeres de los paramilitares y nueve entre comerciantes y ganaderos. En ese retén hay un comerciante que cuando el tipo lo bajó, se orinó del susto al ver ese jefe paraco, que hace un año supuestamente estaba muerto. Y las mujeres de los paracos al verlo ahí pues, para ellas, fue una impresión muy berraca.

“A esa gente nos la llevamos ese día para Patio Bonito. Yo creo que de los paramilitares ninguno durmió, todos se recogieron y por los radios se escuchaba de la ‘primerísima’ que quería decir: la mujer, que estaba en nuestras manos. Para ellos esa noche fue una locura porque eran las siete mujeres de los principales jefes de los paramilitares.

“Con ellas hablamos esa noche y al otro día en la mañana se las entregamos a la Cruz Roja y se les dijo que no fueran a las ciudades que iban, sino que regresaran donde estaban los esposos. La idea era mandarles un mensaje porque el paramilitarismo estaba agrediendo nuestras familias y habían matado familiares, incluso habían matado a la hermana de un radista que no tenía nada que ver. Era decirles: la guerra no es con las familias, es con ustedes.

“Al otro día hablamos con los comerciantes y ganaderos que se habían comprometido con esa guerra. Ellos no estaban dispuestos a cargar un equipo las veinticuatro horas, cargar un fusil e irse al monte, ellos tenían muchas cosas que perder. Entonces les dijimos que no se metieran en la guerra y que no siguieran haciendo lo que estaban haciendo porque los paramilitares no se iban a quedar ahí, sino que los íbamos a sacar. Al final, a todos los entregamos a la Cruz Roja”.

La matanza de Machuca

“Lo primero que hicimos fue decir la verdad: había sido una acción mal planeada en términos operativos, aceptamos que había responsabilidades y pedimos perdón como organización, eso lo ha hecho el comando central dos veces; a pesar de que fue un accidente. La mayoría de los muertos eran familiares de guerrilleros nuestros. Una zona muy pobre.

“A nivel interno hubo un debate muy fuerte. Trató de decirse que la justicia revolucionaria, que se aplicaba contra los responsables, era contra ‘contradictores políticos’. Los sancionados se evadieron del ELN. Hoy, los principales responsables de esos hechos están muertos y murieron por fuera del ELN. Pero nosotros continuamos diciendo que es un hecho sancionable, así ellos se hubieran ido para no cumplir con las sanciones.

“Hemos visto con buenos ojos que la comunidad de víctimas se organice, hemos estado en contacto con ellos, estamos dispuestos a que las víctimas y sus descendientes conozcan la verdad, a seguir en ese proceso de esclarecimiento, a escuchar sus cuestionamientos. Y estamos dispuestos a volver a hacer actos de perdón colectivos”.

Publicado originalmente en Semana