Víctor de Currea-Lugo | 30 de marzo de 2024
En la conmemoración del Día de la Tierra palestina, cada 30 de marzo
Quiero expresar mi gratitud a Francia e Inglaterra por haber partido el Imperio otomano al final de la Primera Guerra Mundial, rompiendo con el sueño de una única nación árabe, preparando la región de Oriente Medio para futuras guerras, incluyendo el genocidio de Palestina.
Gracias a la Corona inglesa por haber apoyado el proyecto sionista para colonizar, mediante una migración sistemática, el territorio de la histórica Palestina. Gracias a las familias árabes que apoyaron tal migración, desde sus reinos cercanos a Palestina.
Gracias a la comunidad internacional, encarnada en la Liga de las Naciones y luego en las Naciones Unidas, por haber planificado y aprobado la división del territorio de la histórica Palestina, dando más de la mitad al sionismo.
Gracias a Estados Unidos por remplazar con creces a Francia y a Inglaterra en su papel imperial y garantizar el apoyo necesario a Israel para que se convirtiera en una fuerza militar y política impune.
Gracias a la narrativa posterior a la Segunda Guerra Mundial que le hace creer al mundo que las únicas víctimas del Holocausto fueron los judíos, que Israel nació como proyecto “después” de la Segunda Guerra Mundial y que los judíos son eternamente víctimas.
Gracias a la guerra contra el terror, que nos ha convencido de que todos los musulmanes son árabes, de que todos los árabes son terroristas y de que todos ellos, incluidos sus hijos y hasta los que están por nacer lo serán.
Gracias a las universidades y a sus prestigiosos centros de análisis de conflictos por mostrarnos que todas las guerras de África son étnicas y que todas las guerras de Oriente Medio son religiosas. Y que la resistencia no es resistencia, si se trata de comunidades musulmanas.
Gracias a los pacifistas por enseñarnos que “la paz empieza en nuestros corazones”, que “la violencia solo genera violencia” y que las marchas ordenadas y correctas salvarán al mundo. Y gracias por condenar toda violencia “venga de donde venga” menos si viene de Israel.
Gracias a la islamofobia que nos ha convencido de que la legítima defensa, la presunción de inocencia y el debido proceso aplican para blancos occidentales, pero no para aquellos que se alejen de dicho modelo.
Gracias a los posmodernos por enseñarnos que la realidad de un genocidio es subjetiva, que lo importante es el punto de enunciación, que hay varias verdades y que, por eso, las comisiones de la verdad no sirven para nada. Y gracias a la cultura woke que nos establece unas prioridades en las que un genocidio no es relevante.
Gracias a los periodistas que cubren conflictos armados desde los hoteles, citando solo las grandes agencias de prensa que copian lo que el poder internacional les dice que deben publicar para que nos quede claro cuáles son los buenos y cuáles son los malos.
Gracias a la prudencia de los cobardes, a la sensatez de los tibios y a la inoperancia de los burócratas porque sus prácticas nos permiten posponer la toma de decisiones hasta el momento en que la matanza no deje muchas cosas para decidir.
Gracias a Emiratos, Arabia Saudita y Jordania por establecer un canal para abastecer de comida al régimen sionista y así garantizar que los genocidas puedan irse a dormir con el estómago lleno, mientras los palestinos mueren literalmente de hambre.
Gracias a McDonald’s, Pizza Hut y jabón Ariel -entre otros- por poner toda su infraestructura para que los soldados genocidas tengan la barriga llena, la ropa limpia y el corazón contento antes de volver a seguir masacrando palestinos.
Gracias al sistema de la ONU que renunció a su mandato de garantizar la paz mundial, para reducirse a ser una ONG humanitaria que tampoco puede cumplir con su deber por presiones de Estados Unidos. Gracias por su falta de rigor frente a la masacre de sus trabajadores de UNRWA.
Gracias a Suecia, la impoluta neutral, por contribuir a la lista de 13 países que retiraron la financiación a UNRWA, sumando al genocidio de las bombas, una hambruna.
Gracias a Alemania, Francia y Reino Unido por reprimir las manifestaciones de gente que, pacíficamente, expresa su rechazo al genocidio que comete Israel contra el pueblo palestino, y que ya lleva 75 años.
Gracias en nombre de más de 32 mil asesinados, de los más de 7 mil palestinos recientemente detenidos, de los 75 mil heridos, de los 8 mil desaparecidos, de las 160 mujeres que buscan como parir con dignidad al día, de más de un millón de desplazados.
Gracias en nombre de los 20 mil menores de edad separados de sus familias, de los más de 10 niños al día que quedan amputados, de los familiares de los 16 cementerios palestinos excavados por Israel en Gaza, en nombre de los palestinos refugiados que todavía sueñan con volver a su casa.
Gracias a los sionistas, esos que han salido del closet, a los que no han salido -pero siguen siéndolo-, a los filosionistas, a los que mienten por ignorancia, los que mienten con conocimiento, a los relativistas, a los islamófobos, a los nacionalistas, a los vendedores de armas.
Gracias a las sionistas y los sionistas criollos, esos que dejaron de ser pro-palestinos después de que les pagaron un viaje a Israel para que vieran tierra santa desde un helicóptero, a los que se erigen como “progres” hasta que les mencionan la perversidad del sionismo.
Gracias a buena parte de la prensa colombiana, incluyendo parte de la que se cree “alternativa” por su cobertura al genocidio: dicen que todo empezó el 7 de octubre y que Israel solo se defiende; gracias por presentar soldados colombo-israelíes como héroes, volver a los palestinos terroristas y seguir con la cantaleta del pueblo elegido; asco dan mis queridos tibios, timoratos, muchos de ustedes verdes y bastantes neoliberales.
Gracias a todos por su contribución a que cada hora caigan sobre Gaza 42 bombas, 12 edificios sean destruidos, 15 palestinos sean asesinados. Sin ustedes y su aporte, pequeño o grande; sin sus esfuerzos tejidos en una gran red, ese genocidio no hubiera sucedido. Mucha gracias.
PD: Fuera de ironías, gracias al pueblo de Nelson Mandela, que ha dado un paso significativo, en el ámbito jurídico, para defender a Palestina. A ellos sí, de corazón, gracias. Fin del comunicado.