Guerra y coca en San Calixto

En San Calixto y la región del Catatumbo no se respiran aires de paz. Hay expectativa sobre el futuro de la economía de cultivos ilícitos. Sigue la guerra / Fotos: Víctor de Currea
En San Calixto y la región del Caatumbo no se respiran aires de paz. Hay expectativa sobre el futuro de la economía de cultivos ilícitos. / Fotos: Víctor de Currea

Víctor de Currea Lugo | 26 de noviembre de 2016

San Calixto es el nombre de un papa que fue mártir de la fe para algunos, y ambicioso y herético para otros. Es decir, un hombre cruzado por versiones incompletas y enfrentadas de su historia. En el Catatumbo hay un pueblo que lleva su nombre y su marca: historias que se contradicen entre ellas.

Luego de un viaje por la trocha, entre las montañas aparece el pequeño poblado. Aquí viven alrededor de 2 mil de las 15 mil personas que tiene el municipio (incluyendo el área rural). Usamos la trocha porque la vía principal estaba interrumpida por un carro-bomba ubicado en el sitio de San Roque, entre San Calixto y Teorama. El carro estaba marcado con dos letreros: “EPL» y “Megateo y Ramiro viven”.

La muerte de “Ramiro”

El primer nombre del letrero, Megateo, es conocido, pero el segundo merece explicación. El 10 de noviembre fue muerto un lugareño conocido como Ramiro, de 28 años, miembro destacado de la estructura del Ejército Popular de Liberación (EPL), organización que sigue creciendo en la región y que el Estado presenta como una banda de narcotráfico. De hecho, algunos medios de prensa registraron su muerte simplemente como la de un cabecilla de Los Pelusos.

En una de las calles empinadas de San Calixto está el sitio de velación de Ramiro. Las calles aledañas están llenas de gente que lo conocían. Según su esposa, Cindy, a Ramiro lo mató un francotirador del Ejército “y no después de dos horas de combate, como reportó el Gobierno”.

A la salida de su finca, en la vereda Cucurina, Ramiro se despidió de su esposa y su hija de dos años, y a los pocos segundos se oyó un único disparo. Inmediatamente, llegaron tropas y “hasta helicópteros prácticamente a la casa”.

Cindy Montejo les gritó a los militares: “ustedes podían haberlo detenido, él estaba desarmado; miren que no tiene ni una navaja”. Jurídicamente, esto sería una violación al DIH. Ella me dice que en la casa allanada tampoco encontraron armas. Según su relato, los militares le dijeron “firme la orden de allanamiento o le quitamos la niña”. Según los rumores en el pueblo, a Ramiro lo mataron como una retaliación por la muerte de dos soldados el 6 de noviembre, por parte del EPL, también mediante francotiradores.

El EPL: sube y baja

Las muertes de Víctor Navarro, Megateo, en octubre de 2015, y recientemente de Ramiro; la captura en septiembre pasado de David León, jefe máximo del EPL, y la muerte por enfermedad hace menos de un mes de Jáder Navarro, Caracho, quien había reemplazado a Megateo, dejan a centenares de combatientes del EPL faltos de dirigencia.

Algunos intentos por colocar el tema del EPL en la construcción de paz han sido infructuosos. Para el gobierno es una expresión armada demasiado pequeña y localizada, altamente enfocada en el narcotráfico, y con un impacto reducido que no amerita un proceso de negociación. Pero el EPL es más que eso.

Además, la salida de las Farc del escenario militar del Catatumbo no parece que se verá seguida de una oferta institucional que apunte a resolver las causas del conflicto. La lógica de fumigación de cultivos de coca que trata de imponer el fiscal general, los fracasos en los planes de sustitución y el abandono de la región del Catatumbo hacen que el escenario para la expansión del EPL sea favorable.

El Centro de Operaciones Conjuntas del Ministerio de Defensa, en Bogotá, no se pronunció sobre los hechos y me remitió a la Fuerza de Tarea Vulcano, con la cual intenté hablar, pero fue en vano. Igual dejé mis datos en el Centro, esperando la versión oficial de los hechos, sin ser contactado.

Cultivos y paz

La desconfianza hacia la implementación del punto 3 del Acuerdo de La Habana, sobre cultivos de uso ilícito, no es gratuita. A esto se suman los retrocesos en el nuevo Acuerdo, por lo menos así lo percibe parte de la población del Catatumbo: la nueva regla de que la erradicación es previa a cualquier subsidio, es una forma de cerrar la puerta a la erradicación. La coca sigue siendo una alternativa ante la falta de otras opciones y así será independientemente de lo que diga un nuevo Acuerdo.

Aquí las historias no concuerdan con los informes oficiales. La muerte de Megateo es contada como una acción de infiltración: le ofrecieron unas armas para la venta y esto terminó con la activación de explosivos por medio de un computador, y no una acción de la Fuerza Aérea como dice la versión oficial.

Los rumores sobre San Calixto, así como sobre el papa del que deriva su nombre, son muchos y más aún las preguntas que quedan en el aire: ¿Cuál es el poder político y militar real del EPL? ¿Cómo se reacomodará a los golpes recientes? ¿Quién y cómo se llenará el vacío que dejarán las Farc? Los helicópteros militares sobrevuelan el pueblo, mientras que en la misa dominical nada se dice de estas cosas, pero la feligresía tiene sus respuestas.

Publicado originalmente en El Espectador: https://www.elespectador.com/noticias/politica/guerra-y-coca-san-calixto-articulo-667593