Victor de Currea-Lugo | 23 de septiembre de 2025
Esta semana empezó la 80.ª Asamblea General de la ONU, en medio de una gran tensión internacional, en muchos frentes y con un genocidio en curso.
Hace pocos días, una Comisión Internacional Independiente convocada por la ONU hizo público su informe sobre el comportamiento de Israel en Gaza, teniendo como marco de referencia la Convención sobre el Genocidio.
Desde el inicio de la ofensiva israelí en Gaza el 7 de octubre de 2023, la Comisión ha producido varios informes documentando crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad y otras violaciones graves.
Este nuevo informe examina específicamente si dichas conductas constituyen el crimen de genocidio conforme a la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio (de 1948), de la cual Israel es Estado Parte.
La Comisión utilizó el estándar de prueba de “motivos razonables para concluir” y se apoyó en pruebas directas, testimonios, informes de organismos de la ONU y organizaciones humanitarias, además de sus propias investigaciones sobre el terreno.
Para que exista responsabilidad internacional del Estado (Israel, en este caso), debe probarse que los actos fueron cometidos por órganos del Estado o personas bajo su control efectivo. Y que se ejecutaron con la intención específica de destruir al grupo palestino, total o parcialmente.
Hallazgos fácticos de genocidio
La intención puede inferirse de patrones sistemáticos de conducta, declaraciones de funcionarios y persistencia de prácticas mortíferas pese al conocimiento de sus consecuencias. Los principales hallazgos fácticos son:
1. Matanza de miembros del grupo
Desde el 7 de octubre de 2023 hasta el 31 de julio de 2025 fueron asesinados 60.199 palestinos, incluidos 18.430 niños y 9.735 mujeres. Israel empleó municiones no guiadas de gran poder destructivo en zonas densamente pobladas (6.300 hab/km²), destruyendo barrios completos, hospitales, escuelas, refugios, convoyes de evacuación y zonas designadas como “seguras”.
Se documentó el asesinato deliberado de personal médico, periodistas y trabajadores humanitarios: más de 1.400 trabajadores de la salud y 408 cooperantes muertos, incluyendo 48 miembros de la Media Luna Roja Palestina asesinados mientras atendían emergencias.
Hubo asesinatos durante treguas, como el 18 de marzo de 2025 cuando bombardeos israelíes mataron a más de 404 palestinos (170 niños) en un solo día. Un caso emblemático: el 23 de marzo de 2025, fuerzas israelíes mataron a 15 socorristas (PRCS, Defensa Civil y ONU) en Rafah, y luego enterraron ambulancias y cuerpos con bulldozers.
2. Daños físicos y mentales graves
Más de 146.000 palestinos heridos, incluidos al menos 34.000 niños; miles sufrieron amputaciones de miembros por ataques aéreos y de artillería. Se documentaron torturas, tratos inhumanos, violencia sexual y de género como formas de infligir daño físico y mental severo.
La destrucción masiva de viviendas, escuelas, hospitales y medios de subsistencia generó traumas colectivos, ansiedad, depresión, duelo y trastornos de estrés postraumático generalizados en la población.
3. Condiciones de vida para destruir al grupo
Israel impuso un bloqueo total de ayuda humanitaria, prohibiendo el ingreso de alimentos, agua, medicinas, combustible y equipos médicos durante meses. La destrucción de hospitales, clínicas y sistemas de agua impidió el tratamiento de enfermedades y heridas, provocando muertes indirectas por hambre, infecciones, partos sin atención, y falta de medicamentos esenciales.
La hambruna se volvió arma de guerra: al menos 1.373 palestinos fueron asesinados mientras buscaban comida, incluidos niños abatidos en sitios de distribución controlados por el llamado Gaza Humanitarian Foundation.
Hay un genocidio en curso
La Comisión concluye que Israel ha cometido el acto material de cuatro de los cinco actos constitutivos de genocidio, con la intención específica de destruir al grupo palestino en Gaza, al menos en parte.
Esta conclusión se fundamenta en a) el conocimiento de la altísima proporción de víctimas civiles (83 %) sin que Israel alterara sus tácticas; b) declaraciones de funcionarios israelíes que ordenaban “causar el máximo daño” y trataban a toda la población de Gaza como enemiga; c) un patrón sistemático, prolongado y generalizado de asesinatos, destrucción y privación de condiciones básicas de supervivencia, incompatible con objetivos militares limitados.
El informe concluye que las acciones de Israel constituyen genocidio conforme al derecho internacional, lo que activa la responsabilidad internacional del Estado de Israel y genera obligaciones legales para terceros Estados de prevenir, sancionar y no ser cómplices.
La Comisión recuerda que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) examina actualmente un caso interpuesto por Sudáfrica contra Israel bajo la Convención de Genocidio por los mismos hechos.
Además, la Comisión insta a otros Estados a a) adoptar medidas inmediatas para detener el genocidio en curso, b) suspender transferencias de armas y asistencia militar a Israel, c) y cooperar en la persecución penal de los responsables individuales.
Ejes del análisis jurídico
Resulta interesante que la Comisión tiene en cuenta dos criterios jurídicos para su trabajo: a) la única inferencia razonable disponible (ORI, por su sigla en inglés), y b) más allá de toda duda razonable (BARD). El primero de los criterios fue usado por la justicia penal internacional en el caso de Yugoslavia.
Esto significa que no basta con que sea una conclusión razonable disponible a partir de una prueba, debe ser la única conclusión razonable disponible. Es decir, la Comisión evalúa dejando la puerta abierta a otras interpretaciones con el fin de evitar prejuicios y presiones extrajurídicas.
Ahora, tal como lo dice la Comisión, la última palabra la tiene la Corte Internacional de Justicia, la misma que ya dijo que la ocupación es ilegal (en julio de 2024) y que ha pedido a Israel, infructuosamente, someterse al derecho.
Sin embargo, más allá de esta Comisión y de la 80 Asamblea de la ONU, más allá de los que diga la Corte Internacional de Justicia, incluso más allá del nuevo veto de Estados Unidos en el Consejo de Seguridad en defensa de Israel, la pregunta es qué países estarán dispuestos a seguir el llamado del presidente Petro a actuar. El reto es mirar si otra ONU es (o no) realmente posible. Fin del comunicado.
PD: Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivamente del autor y no reflejan necesariamente la posición de la institución para la cual trabaja. El autor es actualmente el asesor presidencial para Oriente Medio, del gobierno colombiano.