Estos días hemos visto una andanada de críticas a Israel presentadas como “propaganda antisemita” de los aliados de Hamás, de los que quieren un segundo Holocausto, de los que no saben del conflicto ni tienen consideración alguna por la sociedad israelí.
Algunas críticas dicen, por ejemplo, que los soldados israelíes capturaban palestinos y los ponían a escoger entre quebrarles las piernas, los brazos o la nariz. También dicen que se instruía a los soldados incitándolos a poner el fusil entre los dientes de un palestino y disparar, o que el rango militar dependería del número de personas que se hayan asesinado. Esto es sólo una pequeña muestra de los testimonios de soldados israelíes recogidos en la página web Breaking the Silence (Rompiendo el Silencio) donde el lector puede encontrar cientos de ellos.
Otras críticas denuncian que Israel bombardeó deliberadamente casas habitadas, hablan de 25 miembros de una misma familia palestina que estando desarmados fueron asesinados por el ejército de Israel en esta incursión a Gaza. La fuente es la ONG de Israel B’Tselem, que ha documentado por años la violencia de los colonos (civiles armados israelíes) contra palestinos.
Por su parte, el Comité Israelí contra la Demolición de Casas documentó que Israel demolió más de 27.000 casas de palestinos entre 1967 y 2010, y lo hizo con la excusa de que uno de los familiares era terrorista; sin juicio previo y desconociendo que la responsabilidad penal es individual.
Gisha, el Centro Legal para la Libertad de Movimiento, ha denunciado las restricciones de movilidad que se sufren en Gaza y la afectación de su economía por las barreras impuestas a cualquier tipo de intercambio comercial, aunque los sionistas insisten en que “Gaza no está ocupada”.
La Asociación por los Derechos Civiles en Israel llamó a detener el bombardeo contra zonas residenciales de Gaza y denunció la violencia policial israelí contra los palestinos en Cisjordania. Por su parte, el Comité Público contra la Tortura en Israel ha denunciado la terrible situación de las mujeres palestinas detenidas.
Es muy difícil acusar a estas ONG de antisemitas, de aliadas de Hamás, de apoyar un nuevo Holocausto, de no saber del conflicto y/o de ser ignorantes de la sociedad israelí. Son valientes, más aún si pensamos en que son una minoría dentro de la sociedad de Israel.
Estas ONG están llenas de judíos, se basan en el derecho internacional y condenan a Hamás… Su pecado original es creer en los derechos humanos que nos hacen iguales, sin privilegios, lo que es incompatible con la noción de “pueblo elegido”. Pero el sionismo repite con George Orwell la torpe idea de que “todos somos iguales, pero algunos más iguales que otros”. Ellos, los más iguales, por supuesto.