Cumbre FARC-ELN: cómo echarle carbón al tren de la paz

Víctor de Currea-Lugo ctubre de 2017

Creo en la paz, creo que el ELN debe negociar. Pero me pregunto cómo va a hacer la FARC, los que todavía no han sido asesinados, para explicarle al ELN que avance en la negociación.

Soy un convencido de la paz y, quienes han seguido mis columnas, saben de mis años de empeño por empujar el proceso de paz entre el Gobierno y el ELN. En estos días el gobierno aprobó una cumbre entre el partido FARC y el ELN que se realizó en Ecuador. El presidente Santos dijo: “he autorizado el viaje de dirigentes de las FARC a Ecuador mañana para que hablen con los negociadores del ELN y les expliquen el porqué de este acuerdo, las bondades para todo el mundo de los acuerdos que firmamos, y los beneficios para todo el mundo de hacerlos cumplir y de la paz para Colombia”.

El problema es cómo hacer para que el ELN se suba en el mal llamado “tren de la paz” y no se estanque  por los graves errores del proceso de La Habana. Si la Mesa de Quito llega a tambalear no será por el ELN: no será porque esté dividido, como decían los “expertos”; no porque no le iban a hacer caso a Nicolás Rodríguez, como auguraban en la prensa; no porque el ELN no quiera comprometerse, como gritaban los enemigos de la paz, no. Todas esas cosas las ha desmentido de manera categórica el cese al fuego bilateral que el ELN ha cumplido a rajatabla, de manera unificada y con un alto grado de compromiso. Hasta Pablito está comprometido. (Es más, aquí digo “convencer” pero, en rigor, el ELN no necesita que lo convenzan, sin embargo quiero usar el espíritu de la frase de Santos).

En la cumbre mencionada, las dos delegaciones decidieron “la creación de un mecanismo conjunto entre las dos fuerzas, cuyos resultados estaremos informando al gobierno, al país y a la comunidad internacional”. Así que se abre un proceso de acompañamiento de la FARC en la Mesa de Quito de manera más constante.

La tarea que tienen los de la FARC es, de aquí en adelante y según dijo Santos, convencer al ELN de que firmen un acuerdo de paz que no toca el modelo socioeconómico, que es una buena parte de la causa del conflicto; que firmen y vayan al coctel, a pesar de que la Ceremonia en Cartagena, la presentación de los Acuerdos ante la ONU y la reunión del Teatro Colón parece que fueran solo eso: puro teatro.

El problema es que el partido FARC convenza al ELN que el gobierno le va a cumplir al campo, como dice el Primer Acuerdo, cuando no ha sido ni siquiera capaz de tener una estrategia para llenar los vacíos de poder dejados por las FARC. Es necesario que el país vea que el gobierno tiene algo más que el Esmad o el ejército para atender al campo colombiano.

Veo difícil decirles: tranquilos, que va a haber una participación política amplia (para los que queden vivos) como reza el Segundo Acuerdo. Y que lo que se acuerde en participación no se va a renegociar vía parlamentaria donde ahora buscan descabezar la acción política del partido FARC en las cabeceras municipales.

Complicado decirle al ELN que incorporen en la Mesa de Quito el Acuerdo sobre Cultivos Ilícitos, para buscar la cacareada complementariedad. Que firmen eso, que el gobierno ya vuelve a la erradicación forzada y el asesinato de campesinos, para (entre otras cosas) congraciarse con Donald Trump.

No sé cómo hará la FARC para convencer al ELN para que salte a lo político, a apoyar los caminos electorales, cuando muchos de los asesinados (me decía un militante muy observador del Partido Comunista) eran los eventuales candidatos a las circunscripciones electorales de paz. Lo que ganaron las FARC en La Habana con firmas lo pierden en los territorios con balazos.

El problema es cómo la FARC van a convencer a los elenos de que un sistema especial de justicia no terminará siendo un ejercicio de injusticia; que sus militantes sí serán liberados fruto de un acuerdo y unas decisiones judiciales y no seguirán encarcelados, en contravía con lo acordado; mientras militares (como Rito Alejo del Río) ya están en la calle.

Cómo convencer a Gabino de que concentre sus tropas y que, tranquilo, que el gobierno les dará de comer y un techo bajo el cual dormir, después de la inmensa desatención e incumplimiento del gobierno con las zonas veredales. Cómo convencer a Pablo Beltrán para que los elenos dejen las armas y salten a la política siguiendo el ejemplo de las FARC, cuando éstos ya suman 37 miembros asesinados. Todo indica que alguien está arrojando a la gente desde el tren de la paz.

La tarea es que la FARC convenza al ELN que es suficiente, frente a los enemigos de la paz y los medios corporativos, cumplir con el Acuerdo de fin del Conflicto Armado: firmar, hacer un listado de sus miembros, concentrarse, entregar los niños, dejar las armas, señalar donde están las caletas, dar oro y dólares, para que los vean de otra manera.

Busquemos mejor la respuesta en la agenda del ELN, de pronto allí encontramos la clave. El primer punto es participación, pero los muertos no suelen participar. De hecho, parte de lo pedido por el ELN en el cese al fuego está relacionado con el asesinato de activistas sociales, cosa que no ha siquiera disminuido.

El segundo es el de democracia para la paz, pero en Colombia la protesta social se resuelve con “tumacazos”, léase: masacre de campesinos por parte de la Fuerza Pública, acompañada de acusaciones a disidencias de la FARC, con medios de comunicación al servicio de la mentira, ataques a las comisiones que se atreven a investigar y negación de evidencias.

Pero la FARC podría probar con el tercer punto de la agenda del ELN: transformaciones para la paz. El asunto está en que los puntos relacionados con el modelo (que son las causas del conflicto) como la tenencia de la tierra, no se tocaron en La Habana: se metieron en los llamados “congeladores” cuyo debate se olvidó. Siguiendo ese ejemplo, podría convertirse a Quito en un depósito de neveras.

Las dos delegaciones coinciden en lo mismo que pensamos muchos desde la sociedad: “el  paramilitarismo es la mayor amenaza para la paz de Colombia, la sociedad y la democracia”; pero la ley que lo prohíbe sigue haciendo fila en la larga lista de tareas no hechas por el parlamento para avanzar en la implementación.

Cómo recomendarle al ELN que cree un partido político que no va a ser atacado, una avanzada en el parlamento que no va a sufrir estigmatizaciones; o aunque sea un equipo de fútbol que no sería excluido. Que todo esto hace parte del llamado “tren de la paz”.

Yo creo en la paz, creo que el ELN debe negociar. Pero hoy me pregunto cómo va a hacer la FARC, los que todavía no han sido asesinados, para explicar al ELN, en palabras de Santos: “las bondades, para todo el mundo, de los acuerdos que firmamos”. Lo bueno de la declaración final de la cumbre es que afirmaron que: “ninguna dificultad -por grande que sea-, nos hará desfallecer en la conquista de la paz”. Ojalá los convenzan, pero no sé cómo. Por el momento veo un tren con pocas reservas de carbón y a riesgo de descarrilarse.

PD: Señores del gobierno, este mensaje es para ustedes. Como ven, el debate no es solo el del secuestro o los ataques a la infraestructura.

Publicado originalmente en Las 2 Orillas:https://www.las2orillas.co/cumbre-farc-eln-como-echarle-carbon-al-tren-de-la-paz/