Jorge Consuegra | 17 de abril de 2016
Producto de su experiencia como corresponsal en Oriente Medio, el politólogo lanzó el libro “Estado Islámico”, un análisis de los actos terroristas perpetrados por el grupo fundamentalista.
¿Por qué resolvió escribir un libro sobre el Estado Islámico?
Desde 2003 hasta 2015 he visitado muchas veces la región de Oriente Medio, he escrito sobre diversos temas de allí, incluyendo el Estado Islámico, así que me sentí tentado a organizar académicamente el debate y hacer un libro para la gente, pero no por ello un libro superficial.
¿Cuál fue la mayor dificultad que encontró al empezar a investigar sobre el tema?
Una vez se está en Irak o Siria, la información está allí, hay que aprender a leer y a ordenarla. El problema se presenta con una parte del público que espera que uno diga cuál es el bueno y cuál es el malo, o que condene a los musulmanes.
¿Por qué se cree que hasta ahora el Estado Islámico está despertando?
El fanatismo religioso es tan viejo como la religión y las guerras tanto como la especie humana. Lo que hay es un nuevo ejemplo de lo mismo: unos que se sienten el pueblo elegido para decir cómo vivir y hasta cómo morir. En esa perspectiva, el Daesh no es más que la expresión de nuestros días de un viejo fenómeno.
De acuerdo con los acontecimientos en Bruselas y París, ¿quiénes tienen la autoridad de hablar sobre el tema? ¿Teóricos o periodistas?
La autoridad la da el trabajo constante. Hoy, frente a este y otros temas, tienen a veces más autoridad los periodistas que ciertos académicos, quienes creen que la verdad revelada está en los textos; son capaces de pedirle una cita bibliográfica al dolor de una víctima para darle valor.
¿Es difícil hablar del Estado Islámico sin conocer por lo menos parte de la región?
Mejor si se conoce. Un fenómeno tan nuevo lleva a muchas especulaciones, por ejemplo: algunos teóricos de los conflictos creen que todas las guerras de África son étnicas y las de Oriente Medio religiosas. Pero eso pasa incluso frente a nuestra guerra: conocen su finca en Anolaima y quieren explicar Putumayo.
¿Este es un libro que alerta al mundo sobre la violencia que puedan desatar los miembros del Estado Islámico?
Es un libro que busca equilibrar análisis históricos de cómo se fue construyendo el contexto en el cual emerge el Estado Islámico, y los hechos más recientes en la región. Si el número de actores que pelean en Siria e Irak estuvieran batallando en Europa, ya se hablaría de la Tercera Guerra Mundial.
¿Cuál es la mayor fuerza que tiene el Estado Islámico para que se mantenga como noticia diaria en la región?
Su impresionante estrategia mediática. Me recuerda mucho otros proyectos totalitarios y dogmáticos, como el estalinismo, el fascismo y el sionismo. En África mueren diariamente de manera violenta muchas personas que no le importan al mundo, incluso en Siria son asesinadas más de cien personas al día, pero ataques como los de París o Bruselas han contribuido a priorizar un tipo de víctimas y a que la noticia gire sobre el Estado Islámico como amenaza a Europa, pero no como amenaza contra miles de musulmanes. Creo que es más fácil encontrar un asesino en un bar que en una mezquita, pero estamos muy sesgados.
¿Qué vínculo hay entre el islam y el Estado Islámico?
Al Estado Islámico le falta para ser Estado (aunque tiene muchos elementos de facto) y no tiene nada de islámico: contradice tantas normas del libro sagrado de los musulmanes, el Corán, que daría para un tratado. Lo importante es no reducir el islam a esos asesinos. Sólo en Francia hay 4 millones de musulmanes; si el islam fuera una religión violenta, París no existiría.
¿Podría existir alguna relación entre el Estado Islámico y la región de Latinoamérica?
Hay una mirada paranoica e islamófoba buscando enemigos donde no los hay. Nosotros somos suficientemente crueles sin necesitar ayuda de un musulmán o de un árabe; al contrario, al mundo árabe-musulmán le debemos las traducciones de los clásicos que hicieron posible la Ilustración, además de aportes en medicina y astronomía, que siguen siendo muy valiosos.
Revueltas árabes, Estado Islámico, ocupación de terceros, refugiados, grupos rebeldes… ¿Qué podemos esperar en la región?
Nadie sabe lo que va a pasar en Oriente Medio, pero el próximo objetivo no es una capital europea, sino Siria e Irak, Libia y Líbano. Debemos renunciar al doble rasero. Muy doloroso lo que pasa en Europa, pero no se puede solucionar el problema sin preguntarnos por la forma como Europa se inventó Oriente Medio, por el apoyo de Estados Unidos a los radicales en Afganistán, por la invasión de Irak, y un largo etcétera.