Víctor de Currea-Lugo | 19 de septiembre de 2024
La gente volvió a la calle, en Colombia, llena de letreros a favor de las reformas sociales. Muchos de los carteles de las marchas eran hechos a mano, no impresos. Aunque no siempre se leían fácilmente, todos parecían decir lo mismo: somos auténticos, los hicimos a mano como el pan de cada día, sin pretensiones y sin aspavientos.
Hice una de las cosas que más me gusta: tomar fotos y esa galería es la que aquí les comparto. Hubo banderas palestinas, comentarios sobre la burocracia de izquierda, sobre el ejemplo de Allende que no se debe repetir.
Al final habló Petro, dijo que en el Gobierno había gente que no compartía su proyecto, dijo que estaban ahí en un afán de ser decentes (léaee incluyentes), pero, a renglón seguido, reconoció que la otra explicación es que están ahí porque somos “pendejos”.
Preguntas en las marchas
Vi poca gente de la farándula política, pero vi mucha gente de a pie. Las preguntas estaban en el aire ¿qué hará el Gobierno en los dos años que le quedan? ¿Será que de verdad tratarán de asesinar a Petro?
También nos preguntamos sobre la paz con el ELN, así como esa costumbre tan colombiana de darle vuelta a la realidad, retorciendo las palabras para exorcizar al enemigo, ese infantilismo que hasta Marx había advertido, ese arte de hablar mierda.
Nos preguntamos sobre esa falta de explicación de algunos nombramientos. Había algo de resignación a los errores del Pacto Histórico, algo de optimismo y mucho de contención.
Bueno, eso fue lo que yo vi, lo que sentí, lo que recogí. A lo mejor hablé con las personas equivocadas y las grandes masas piensan otra cosa. A lo mejor el Pacto no lo ha hecho tan mal como pensamos algunos pesimistas, a lo mejor no hay nada que autocriticar. A lo mejor Petro lee esta nota y piensa que valdría la pena replantear varias cosas.