Por Víctor de Currea-Lugo / 12 de abril de 2020
Los sistemas de alojamiento precario se conocen como «paga diarios», allí se reúnen los más vulnerables. Los cobros son cotidianos, como sus angustias. Se vive al día, enfrentando al tiempo el hambre, la pobreza y la pandemia. Es vivienda indigna, que van desde los que se proclaman «hotel» hasta el alquiler de camarotes por horas, pasando por inquilinatos y «ollas». Este es el segundo informe de la serie: «La otra cara de la pandemia»
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