Víctor de Currea-Lugo | 14 de febrero de 2024
El Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) es una organización marxista, que combina la lucha política y la lucha armada. Hace parte de la OLP al tiempo que también hace parte de los grupos de resistencia armada que enfrentan la ocupación israelí, luego de la Operación Diluvio de Al-Aqsa.
Esta es una entrevista con Haytham Abdo, miembro del Comité Central del Frente Popular para la Liberación de Palestina, desde Beirut, Líbano, hecha en febrero de 2024.
-¿Qué equilibrio hace usted entre la lucha política y la lucha militar?
No podemos establecer fronteras que separen lo político y lo militar, basándose en la afirmación del estratega alemán Clausewitz: “La guerra es una extensión de la política por otros medios”. Por tanto, en la lucha de liberación nacional se han entrelazado estrechamente dimensiones políticas y militares.
Lo más importante es tener nuestra comprensión de la naturaleza del enemigo, y que la resistencia no debe excluir los aspectos y métodos de la violencia revolucionaria, todo el tiempo y cuando y donde sea posible, de la misma manera que no podemos detener la lucha política, cultural y social.
-¿Cómo ha sido su participación en la operación Diluvio de Al-Aqsa?
Como Frente Popular afirmamos, desde nuestra fundación, que somos un destacamento de resistencia y ejercemos la resistencia en todas sus formas, nuestra fundación estableció que el espacio principal de acción es la resistencia armada para liberar a toda Palestina. Consecuentemente, somos parte del eje de resistencia y desde el primer momento del 7 de octubre de 2023, declaramos que la batalla del Diluvio de Al-Aqsa es una de las etapas de la lucha liderada por nuestro pueblo.
Las Brigadas del Mártir Abu Ali Mustafa, el brazo armado del Frente Popular, participan fuertemente en todas las etapas atacando los objetivos, concentraciones y maquinarias militares del enemigo, también enfrentando sus tropas invasoras en coordinación con el resto de las brigadas de la resistencia, especialmente las de Al-Qassam y de Al-Quds. El Frente Popular es un destacamento de resistencia que está cumpliendo su deber y su compromiso combativo en todos los campos en Gaza y en toda Palestina para defender y proteger a nuestro pueblo, y especialmente en la Franja de Gaza.
-¿Cuáles han sido los aportes del marxismo-leninismo al análisis y la lucha palestina?
El marxismo ha tenido un gran papel en el análisis de las condiciones de lucha en Palestina, y también en trazar la doctrina de los métodos de lucha ejercidos por el pueblo palestino y por las fuerzas de resistencia, especialmente aquellas que se autodefinen como fuerzas de izquierda con formación ideológica marxista, encabezadas por el Frente Popular para la Liberación de Palestina.
El pueblo palestino está librando su lucha contra el proyecto sionista como punta de lanza del imperialismo en la región. La victoria sobre este proyecto es en realidad una derrota de los intereses imperialistas, liderados por Estados Unidos, por lo que nuestra visión se establece sobre fundamentos de clases. La lista de enemigos está encabezada por la entidad sionista, sus aliados de las potencias imperialistas y los regímenes reaccionarios árabes.
-¿Cuál es el camino propuesto por ustedes para procesar las diferencias dentro de las organizaciones palestinas?
Desde su fundación, el Frente Popular adoptó el diálogo democrático como base para dirigir y resolver las contradicciones o conflictos internos a nivel palestino, siempre el FPLP fue parte de todos los diálogos internos palestinos, y rechazó y nunca aceptó ser parte de coaliciones sectarias a expensas de la lucha contra el enemigo sionista.
El Frente Popular considera que la unidad nacional sobre la base del programa de resistencia es la condición necesaria para lograr la victoria. El Frente fue el primero en presentar iniciativas de diálogo interno destinadas a cerrar filas, curar heridas, reducir la brecha y acercar puntos de vista entre fuerzas y destacamentos. El Frente considera que el diálogo y solo el diálogo democrático, es la base de cualquier solución a las disputas internas o contradicciones.
-¿Qué tan válido es el panarabismo hoy?
Con certeza, la región árabe y el nacionalismo de la Gran Nación Árabe son una realidad existente entre los pueblos de esta región, que están unidos por la historia, el idioma, la geografía y los intereses comunes. Muchas evidencias demuestran que no se puede lograr el progreso para los pueblos de esta región sin lograr su unidad, porque sus causas están vinculadas y entrelazadas. Esto se debe a toda la desintegración y fragmentación que provocó la implantación del proyecto de colonización sionista en el corazón de la región.
Esta entidad sionista fue sembrada en el corazón del mundo árabe, específicamente en Palestina, con el objetivo de debilitar ese nacionalismo árabe y socavar su unidad, que, de lograrse, sería un bloque sólido y resistente a los proyectos de los países coloniales y las potencias imperialistas. Por tanto, la unidad entre los pueblos árabes es una necesidad para desarrollar la lucha nacional palestina y acercarla a la victoria, porque la causa palestina es fundamentalmente árabe en profundidad, así que los países árabes deben ser parte de la liberación de Palestina.
-¿Cuál es el balance de los Acuerdos de Oslo treinta años después?
Después de más de treinta años de los Acuerdos de Oslo, ¿qué vemos? ¿Qué queda? El Acuerdo de Oslo no puso fin la entidad sionista, pero, lamentablemente, la Autoridad Palestina sigue aferrándose a este Acuerdo, del que no queda nada sobre el terreno.
Esto es contrario a todas las experiencias de los pueblos; el colonialismo de ocupación no puede renunciar a su propio proyecto por sí solo, sino cuando esté obligado a hacerlo. Los Acuerdos de Oslo lograron un éxito rotundo respecto a los objetivos del enemigo sionista-estadounidense, que son desmantelar y destruir la causa palestina como causa de liberación, convirtiéndola en cuestión de tierras en disputa.
El fracaso de esos Acuerdos es el fracaso de un proyecto político y de las fuerzas políticas palestinas y árabes que apostaron por él y lo consideraron un proyecto de arreglos políticos que podrían lograr los derechos del pueblo palestino. El colmo del fracaso es la incapacidad de comprender la naturaleza del proyecto sionista, colonial, ocupacional y expansionista que está orgánicamente interconectado con el proyecto occidental imperialista. Lo que ocurrió en Oslo es la caída de una opción palestina empujada por regímenes árabes reaccionarios a un pantano de ilusión, que sólo resultaría en ahogamiento y muerte.
-¿Cuál ha sido el papel de las monarquías árabes en el fracaso de la lucha palestina?
Primero debemos enfatizar que no consideramos que la lucha nacional palestina haya fracasado, porque el conflicto tiene sus altas y bajas, especialmente a la luz de la comprensión de la naturaleza del enemigo al que nos enfrentamos. Es un campo enemigo compuesto por potencias encabezadas por la entidad sionista y sus aliados de las potencias imperialistas y regímenes árabes reaccionarios representados por la mayoría de los países árabes, e incluso hay potencias regionales que, por sus intereses, están involucradas en enemistad hacia nuestro pueblo.
En este sentido, los regímenes árabes reaccionarios tienen un papel importante en complicar las condiciones de la lucha y crear obstáculos gracias a su subordinación a las potencias imperialistas y la dependencia de sus decisiones nacionales de los intereses de estas potencias. La expansión de las bases militares estadounidenses en la mayoría de los países árabes constituye un fuerte apoyo al enemigo sionista.
La batalla del Diluvio de Al-Aqsa demostró con qué rapidez se movilizaron las potencias imperialistas por apoyar y respaldar la entidad sionista y utilizar sus bases en los países árabes para lograr ese apoyo y respaldo, e incluso la participación de algunos de estos regímenes en enfrentar a los drones yemenitas que cruzan por encima de sus espacios en sus trayectorias hacia a la entidad sionista, también y después de que Yemen impusiera su bloqueo a los barcos comerciales que se dirigían a la entidad.
Encontramos algunos regímenes que han establecido una línea de suministro y un puente directo a través de sus territorios para contrarrestar el bloqueo a la entidad, por lo tanto, estamos apostando por el apoyo y la solidaridad de los pueblos árabes y sus fuerzas de liberación que claramente están del lado de la lucha de nuestro pueblo y son parte del campo y eje de la resistencia contra el proyecto sionista estadounidense en Palestina y la Patria Árabe.
-¿Qué escenarios ve posibles hoy para la causa palestina, tras el Diluvio de Al-Aqsa?
Primero, debemos enfatizar un aspecto básico: la lucha palestina no comenzó el 7 de octubre, la lucha palestina comenzó desde la Nakba en 1948, e incluso mucho antes, el proceso de lucha pasó por varias etapas, y el 7 de octubre o el Diluvio de Al Aqsa es una de esas etapas. Por lo tanto, la epopeya del Diluvio de Al-Aqsa renovó la presentación de la causa palestina como una causa de lucha de liberación, ya que los Acuerdos de Oslo la han distorsionado y trataron de enterrarla en el laberinto de ilusiones y pantanos de entregar concesiones.
Hoy, y gracias a los grandes sacrificios y la tanta sangre derramada, nuestra causa ha recuperado su glorificación y el apoyo de las masas y los pueblos de todas partes de la Tierra, ha expuesto el verdadero rostro de la entidad sionista y su elite criminal, racista y genocida frente al mundo, que no dudó en practicar el crimen y el genocidio para mantener su supervivencia.
Hoy ha quedado claro que, si el mundo no tendrá en cuenta los derechos de nuestro pueblo, no habrá estabilidad ni seguridad en la región ni en el mundo. Por lo tanto, hoy nos enfrentamos a una nueva etapa de lucha. Sabemos que el campo del enemigo sionista-imperialista no retrocederá ni retirará fácilmente, sabemos que está tratando de engañar nuevamente y difundir ilusiones sobre lo que plantea de preparativos para el “Día siguiente” y la senda de los dos Estados.
Para nosotros, en el Frente Popular, el “Día siguiente” después de esta guerra, es la victoria de la resistencia, con los violentos temblores causados por el Diluvio de Al-Aqsa, cuyas repercusiones dentro de la entidad sionista se sienten en varios niveles dentro de su clase política, la falta de responsabilidades y la ausencia de un liderazgo entre su Ejército, que sufre desde hace años profundos desequilibrios y pérdidas.
Estamos ante una entidad sionista, llamada como un “nuevo Israel”, en la que la extrema derecha religiosa ocupa una posición fundamental en el proceso de toma de decisiones; la agresión se ha arraigado y es abrumadora. Estos extremistas están actuando contra toda la humanidad y cavan la tumba de la entidad con sus propias manos.
Entrevista exclusiva para Le Monde Diplomatique, Colombia.