Víctor de Currea-Lugo | 18 de marzo de 2020
Lo escuché esta mañana y quedé muy preocupado, por un momento más por sus palabras que por el virus. Curioso que el presidente Iván Duque comparezca con su equipo de economistas y no con el ministro de Salud. Hay que estudiar la diferencia del comportamiento de la pandemia entre los países, los que se relajaron como Italia y los que fueron RÁPIDOS Y RADICALES como Corea del Sur. Subrayo estas dos palabras porque son las que deben guiar la acción, según las experiencias internacionales.
Las medidas hay que tomarlas ya, antes de que suba el número de enfermos. La dejadez se medirá en vidas humanas. Por eso lo que dice su ministra del Interior es absolutamente irresponsable al quitarle poder a los alcaldes que sí quieren actuar. Claudia López trata de avanzar con un simulacro y usted envía un mensaje que la desautoriza ante la opinión pública.
Preocupa que su Gobierno mire más el ejemplo del Reino Unido de salvar la economía (hasta ellos ya lo replantearon), y no mire lo que significa atender desde un sistema de salud privatizado, como le está pasando ya a los Estados Unidos. Las medidas frente a las empresas favorecen a los bancos, pero no ayuda a las empresas que seguirán cargando el peso de las deudas ante un sector financiero rapaz.
Francia decide poner el Estado al servicio de la sociedad, España se apropia desde hospitales privados y fábricas de elementos de protección para ponerlos al servicio del Estado, Corea del Sur hace una búsqueda activa y temprana de pacientes que explica en parte la baja mortalidad, China garantizó el suministro en los supermercados ¿mucho pedir que deje de priorizar los bancos frente a una pandemia? No escuché un solo comentario serio de Duque sobre los trabajadores informales que son la mayoría en este país, a pesar que le preguntaron dos veces sobre el tema. Gobierne para el país, no para los gremios.
El sector salud está en crisis estructural, gracias a las ley 100 de 1993 presentada por su mentor, Álvaro Uribe. Hay colegas que no reciben salario desde hace meses; en Cúcuta le están diciendo al personal de salud que compre sus propios tapabocas; no hay camas suficientes ni para tiempos sin epidemias. Las EPS no están asumiendo su deber ¿qué esperamos para intervenirlas? No han asumido tareas frente al Chagas, malaria, leishmaniasis y otras enfermedades; y hoy no se sienten obligados a hacerlo, gracias a esa crónica división entre lo público y lo privado.
Sus decisiones sobre el manejo de los aeropuertos, de mantenerlos abiertos, son riesgosas y anticientíficas. El virus ya está aquí, pero le doy un criterio médico: las restricciones de movilidad favorecen que el virus se exprese de manera escalonada y no en una gran oleada que saturaría los servicios de salud. Le pido que le explique eso a su ministra del Interior cuyas declaraciones son un peligro para la salud pública.
Los héroes y las heroínas visten de blanco, no de verde. Pero de nada sirve que usted los llame héroes si apenas tienen un tapabocas para enfrentar la enfermedad, eso en el mejor de los casos. Hoy la sociedad debe respetar al sector salud, valorarlo, oírlo; pero sobre todo ofrecerles condiciones de trabajo dignas y no las que tienen actualmente.
No politice la crisis. Está usando una pandemia para mostrar su sesgo a favor de los Estados Unidos y en contra de Venezuela. Hablar con Juan Guaidó y no con Maduro, es un actitud calculadora y arrogante que de nada sirve. Necesitamos canales reales de alistamiento social interfronterizo y no utilizar la crisis. Usted puso un ramo de flores a los combatientes chinos con tal de hacer un negocio, hoy el negocio es salvar el país y atender una pandemia bien vale hablar hasta con el que sea necesario.
Es cierto que todos vamos en el barco, incluyendo migrantes, pobres, habitantes de calle, trabajadoras del hogar, gente que vive en inquilinatos, presos… Pero unos viajan como remeros y otros en la sala VIP del barco. Y los de la sala VIP también se enferman. Nuestra fragilidad es grande por culpa de medidas como las que la gente le ha estado diciendo que no implemente, por lo menos desde el 21 de noviembre. Es necesaria una respuesta unitaria, como la que usted plantea; pero si toma medidas sin tener en cuenta a todo el país, no espere que todo el país lo siga.
Estamos mal para asumir la crisis porque aquí hay pobres por culpa de las políticas neoliberales, esas en las que usted ahondó en su pasada reforma tributaria. Espero que, so pretexto de la pandemia, su equipo económico no esté pensando en una nueva reforma igual de inequitativa. Hay gente que no puede acceder al agua potable por un plan de bonos que hizo la persona que usted nombró de ministro de Hacienda, el señor Carrasquilla. Reconectar el agua está bien a algunos vulnerables, pero eso debió hacerse antes. Devolver el IVA no es suficiente, hubiera sido útil no subirlo.
Pedirle que rescate un papel central para el Estado no es “castro-chavismo”, es simplemente aplicar esos principios también capitalistas que diseñaron Bismark, Weimar y Keynes; esos que traicionó Hayek. Espero que los primeros nombres les digan algo a los economistas que le acompañan. Díganos si tenemos que esperar más de la Virgen de Chiquinquirá que de usted; usted es el presidente. No es un día de oración, como ordenó por decreto el gobernador de Quindío, lo que necesitamos, sino respuestas basadas en la ciencia de cara a un Estado laico.
Su partido es responsable de una serie de medidas de flexibilización laboral que hicieron más vulnerables a la población, de que hoy haya millones de vendedores ambulantes que no pueden dejar de trabajar un solo día, de una política penitenciaria que convierte a cada prisión de un foco para ellos y para sus familias. Espero que su política no termine siendo una rifa como la que les propuso a los colombianos que estaban en China al comienzo de la epidemia.
Hágale caso a los que saben y escuche a los que sufren. Lo que hagamos en las primeras dos semanas en fundamental. Ni el señor Carrasquilla, ni la señora Arango, ni esa caterva que le rodea, parecen tener idea del riesgo real. Si sigue así, sus medidas serán como una tos en la cara del país. Espero que su mentor no salga a decir que, es su primera pandemia, así como cuando justificó sus errores diciendo que era su primer año de gobierno. Mi abuela solía decir: el que juega con candela, tarde o temprano se quema. El problema es que usted es el presidente y así nos puede quemar a todos.
PD: un buen amigo mío me pidió cambiar el tono de este artículo, pero la verdad no pude. Esta indignación es muy grande, lo que está en juego es mucho, el tiempo es corto y la inoperancia inmensa.