Víctor de Currea-Lugo | 25 de diciembre de 2016
En una histórica resolución, el 23 de diciembre de 2016, el Consejo de Seguridad de la ONU por primera vez después de años de intentos, condenó la construcción de asentamientos con el apoyo de 14 países y la abstención de Estados Unidos.
La resolución llama a la suspensión de la construcción de nuevos asentamientos y recuerda la ilegalidad de todos ellos. Además, insiste en la protección debida a los civiles, que no se pueden modificar las fronteras de 1967 y que la construcción de asentamientos contradice la solución de dos Estados. Esa resolución no hace más que confirmar lo que claramente dice el Derecho Internacional Humanitario y que, en 2004, confirmó la Corte Internacional de Justicia.
Un asentamiento, en el caso palestino, es el nombre dado a barrios construidos y habitados por colonos israelíes en territorio palestino y que son parte de una política sistemática y deliberada de Israel para la apropiación progresiva y permanente del territorio palestino. No pueblan Palestina por sobrepoblación en Israel sino por un deseo de colonización. Además existe una red de vías que intercomunican los asentamientos, lo que fragmenta el territorio palestino, vías que son de uso exclusivo de carros israelíes.
Los colonos, que viven en los asentamientos, no solo pueblan las tierras palestinas: se favorecen de la política israelí de subsidios, algunos de ellos portan armas a la vista y participan de las acciones represivas contra los palestinos. Los subsidios israelíes a los colonos incluyen áreas como agricultura, turismo, educación, salud, vivienda (permisos de vivienda, subsidios a las hipotecas), industria, vías, seguridad y rebaja en impuestos.
Además, los colonos están exentos de ser procesados por la Autoridad Palestina, están protegidos por el ejército y gozan de impunidad por sus actos contra los palestinos. Lo cierto es que las disputas civiles entre colonos o entre éstos y los palestinos caen dentro de la jurisdicción israelí. No es que Israel ceda a los colonos, es que los colonos son parte constitutiva del proyecto llamado Israel.
Según Michel Warschawski, judío y luchador por los derechos de los palestinos: “El colono se ha convertido en un superhombre que no tiene en cuenta ninguna ley, ninguna institución. Roba la tierra de sus vecinos árabes, recoge sus aceitunas, abre caminos y cierra otros, prohíbe el acceso de campesinos árabes a sus tierras y, cuando entra en cólera, organiza acciones punitivas. Tiene el derecho de vida o de muerte sobre la población autóctona e impone su ley incluso a los militares, que lo protegen, y sin los cuales él no sería más que un miserable ladrón”.
El ilegal muro que construye Israel en territorio palestino deja del lado israelí muchos de los ilegales asentamientos a los que precisamente se refiere la recién aprobada resolución por parte de la ONU. En 2004, la Corte Internacional de Justicia llegó a la conclusión “de que los asentamientos israelíes en el territorio palestino ocupado (incluida Jerusalén oriental) se han establecido en contravención del derecho internacional”. Además, dijo la Corte, resulta evidente que “el trazado del muro se ha diseñado de manera que incluya dentro de la zona a la gran mayoría de los asentamientos israelíes en el territorio palestino ocupado”.
A pesar de la ilegalidad manifiesta, ya Donald Trump anunció que apoyará los asentamientos. Todo indica que, a pesar de la resolución, seguiremos escuchando noticias sobre la creación de nuevos asentamientos judíos en Palestina. Esta política de anexiones progresivas, que Trump apoya, está en línea con la meta del Plan Allon que inaugura la política de asentamientos: “La mayor cantidad posible de territorio con el menor número de habitantes árabes”.
Publicado originalmente en El Espectador: https://www.elespectador.com/noticias/elmundo/debate-dos-visiones-sobre-los-asentamientos-israelies-articulo-671984