23 preguntas sobre el ataque de Israel a Qatar

Víctor de Currea-Lugo | 11 de septiembre de 2025

El reciente ataque de Israel a Qatar, dirigido contra líderes de Hamás mientras discutían una posible tregua, no es solo una acción militar más en Medio Oriente.

Es un golpe a la soberanía de Qatar, a la figura de la mediación y, en última instancia, al derecho internacional. Y, por supuesto, deja una larga lista de preguntas.

Como suele ocurrir en estos casos, las explicaciones oficiales son más un ejercicio de cinismo que de claridad. Y, frente a eso, la tarea no es repetir comunicados, sino formular preguntas incómodas, no necesariamente en orden de importancia.

Golpe a la soberanía de Qatar y a la mediación internacional

1. Si Israel y Estados Unidos pidieron que Qatar fuera mediador, ¿cómo se entiende que bombardeara a quienes estaban en Doha discutiendo esa mediación?

La escena roza lo absurdo: invito al árbitro, y luego dinamito el campo donde debe pitar. La paz se convierte así en una farsa. Israel deslegitima la mesa de diálogo a fuerza de misiles, demostrando que no quiere negociadores, sino espectadores pasivos de su violencia.

2. ¿El ataque no constituye una violación abierta de la soberanía qatarí y una ruptura de hecho de sus pactos militares con Estados Unidos?

Qatar no es un país cualquiera. Alberga la base de Al Udeid, pieza clave del aparato militar estadounidense en la región. Un ataque en su territorio equivale a desconocer el principio básico del derecho internacional: la soberanía de los Estados, recogido en la Carta de Naciones Unidas de 1945 (art. 2.4). Y si ni la mayor base militar de EE.UU. sirve como escudo, ¿qué valor real tienen sus garantías?

3. ¿No marca este ataque un quiebre histórico al ser que un aliado de Occidente bombardea a otro aliado de Occidente?

Qatar no es un enemigo de Washington, es un “aliado importante no miembro de la OTAN”. Si ni siquiera entre aliados rige el principio de no agresión, el mensaje es devastador: nadie está a salvo, ni siquiera los socios preferenciales del bloque occidental.

4. ¿Al avisar “poco antes” del ataque, no incurre Washington en complicidad por acción o por silencio?

La cronología es clave: avisar cuando ya no hay tiempo de reacción es cumplir con el trámite para lavarse las manos. La complicidad no siempre se expresa en dar la orden, también en quedarse quieto mientras el aliado dispara.

5. ¿Si los aviones israelíes cruzaron espacio aéreo árabe, no confirma esto la existencia de alianzas soterradas con gobiernos que en público condenan el genocidio, pero en privado abren el cielo a Tel Aviv?

Según denunció Qatar, los aviones no fueron detectados por ningún radar, lo que sugiere rutas secretas o cooperación tácita. El espacio aéreo revela lo que los comunicados niegan. El discurso oficial condena a Israel, mientras los radares certifican la cooperación. Esto expone la fragilidad del llamado “frente árabe” frente a Palestina.

6. ¿Qué garantías tiene Qatar de que no habrá nuevos ataques y qué precio real pagará Israel si reincide?

Qatar puede elevar protestas, convocar embajadores y denunciar la violación de su soberanía. Pero, sin sanciones efectivas, ¿qué cambia? Israel actúa sabiendo que las consecuencias diplomáticas serán ruido de fondo, nunca un obstáculo real.

7. ¿No busca Israel criminalizar la mediación qatarí acusándola de “santuario de Hamás” para invalidar cualquier negociación?

Aquí está el cálculo político: no es solo un ataque militar contra Hamás, sino un golpe al país que más ha hecho de mediador en el conflicto. La idea es sencilla: intimidar a cualquier Estado árabe que se atreva a hospedar negociadores palestinos. En otras palabras, bombardear la diplomacia.

8. ¿El ataque fue aprobado por los cauces regulares del ejecutivo israelí o decidido en un círculo cerrado sin control parlamentario?

El problema no es solo lo que Israel hace hacia afuera, sino cómo toma sus decisiones hacia adentro. Un ataque con consecuencias regionales, ¿pasó por el parlamento o se decidió en la penumbra de un gabinete de guerra? La opacidad alimenta la sospecha de que el Estado israelí funciona como una maquinaria al margen de todo límite.

9. ¿Cómo impacta este ataque en los países árabes que normalizaron relaciones con Israel o están en proceso de hacerlo?

La ecuación es perversa: si condenan, ponen en riesgo sus acuerdos comerciales y militares con Tel Aviv; si callan, se vuelven cómplices por omisión. Cada silencio será leído como consentimiento, y cada palabra de condena como traición a la nueva normalidad impuesta.

10. ¿Al bombardear en suelo de un mediador, no queda herida de muerte la propia figura de la mediación internacional?

Si la mediación deja de ser segura, si el mediador se convierte en blanco, ¿quién se atreverá a seguir mediando? Israel no solo atacó a Hamás ni solo a Qatar, atacó la arquitectura diplomática que sostiene la idea de que los conflictos pueden resolverse sin más cadáveres.

Lo mismo ocurrió cuando el gobierno de Iván Duque en Colombia usó la presencia de miembros del ELN en Cuba como excusa para romper los diálogos de paz, desconociendo los protocolos firmados y convirtiendo a la isla —que actuaba como garante— en blanco de acusaciones. Hoy Israel repite la fórmula: desacreditar al mediador para dinamitar la negociación.

11. ¿Qué dice de Israel que bombardee justo mientras se discutía una propuesta de alto al fuego enviada por Estados Unidos?

Los negociadores de Hamás estaban reunidos en Doha analizando la última propuesta de cese al fuego, con los qataríes presionando para que la aceptaran. Bombardear en ese instante no es solo sabotear la mediación: es dinamitar el último hilo de paz que quedaba sobre la mesa.

12. ¿No constituye este ataque una afrenta directa al rol de Qatar como mediador de paz en la región, debilitando cualquier intento de diplomacia?

Qatar ha sido, durante los últimos años, uno de los pocos actores dispuestos a invertir capital político en la mediación. El bombardeo en su suelo convierte esos esfuerzos en un blanco, como si la mediación misma fuera un crimen. Así, la afrenta no es solo a Qatar, sino a la idea de que exista un lugar seguro para hablar de paz en Medio Oriente.

Impunidad sin límites: Israel y Estados Unidos

13. Si Israel ya ha bombardeado Siria, Líbano, Yemen, Irán, Irak y ahora Qatar, ¿quién podrá detenerlo?

La lista de países bombardeados crece mientras la comunidad internacional observa, denuncia, se indigna… y olvida. ¿Qué freno real existe a un Estado que se sabe protegido por la potencia hegemónica mundial? La respuesta es tan cruda como evidente: ninguno.

14. ¿No es también un mensaje simbólico el asesinato de Ismail Haniye en Irán, que confirma la estrategia de “matar al mensajero”?

El crimen no se limita a eliminar físicamente a un dirigente palestino, sino a enviar un aviso: todo aquel que hable en nombre de la causa palestina puede convertirse en blanco. La fórmula es clara: silenciar al interlocutor para que no quede nadie con quien negociar.

15. ¿No confirman las amenazas israelíes contra todo país que ofrezca resguardo a Hamás que la paz no es siquiera una opción sobre la mesa?

Israel no solo bombardea territorios ni elimina interlocutores, sino que también envía un mensaje global: ningún Estado que acoja a dirigentes palestinos estará a salvo. El objetivo no es negociar, sino impedir que exista alguien con quien negociar.

16. ¿Cómo puede haber esperanza para los rehenes si Israel dinamita los canales donde podrían lograrse acuerdos para liberarlos?

Cada bomba que cae sobre Doha, sede de las negociaciones, es también un portazo a quienes esperan salir vivos de Gaza. Si el país mediador se vuelve blanco, ¿dónde se firmará la paz y dónde se rescatarán sus vidas?

17. ¿Para qué sirve que la CPI hable de “crimen de agresión” si se vuelve invisible cada vez que lo comete un aliado de Occidente?

La Corte Penal Internacional fue concebida para frenar los crímenes más graves, pero su balanza parece medir con geopolítica, no con derecho. Si la ley no alcanza a todos, deja de ser ley: se vuelve un disfraz para castigar a los enemigos y absolver a los amigos.

18. ¿No constituye crimen de guerra atacar una zona civil densamente poblada en hora pico, causando muertes civiles qataríes y palestinas?

El bombardeo en Legtaifiya ocurrió a las 3:46 p.m., en un sector de escuelas, misiones diplomáticas y residencias, matando a un guardia qatarí y a varios civiles palestinos. Golpear un barrio entero para asesinar a negociadores es también castigar a quienes simplemente volvían a casa.

19. ¿Cómo confiarán los líderes árabes en Estados Unidos después de que Israel bombardeara el suelo qatarí con su conocimiento previo?

El “paraguas de seguridad” estadounidense ha sido vendido como garantía. Pero si ese paraguas permite que lluevan misiles sobre tu territorio, ¿protege o solo decora? Cada bomba lanzada con silencio cómplice erosiona el pacto.

20. Si ni siquiera un aliado rico y estratégico como Qatar tiene protección jurídica, ¿qué puede esperar un pueblo ocupado como el palestino?

El derecho internacional proclama la igualdad soberana, pero su práctica demuestra lo contrario: la inmunidad es privilegio de los poderosos. Si Qatar no logra que se respete su soberanía, ¿qué esperanza queda para quienes viven sin Estado, sin ejército y bajo ocupación?

Cuando ya nada contiene los ataques

21. Si Israel ya ha matado a líderes palestinos en Irán y Qatar, ¿qué impediría que lo intente ahora en Turquía, un país miembro de la OTAN?

La advertencia es clara: ningún país que dé refugio a dirigentes de Hamás está a salvo. Y si ni la soberanía qatarí ni el suelo iraní han servido de límite, ¿lo será el territorio turco? No sería la primera vez que desafía a Ankara: en 2010, Israel mató a civiles turcos en aguas internacionales durante el asalto al barco Mavi Marmara. Las líneas rojas parecen haber dejado de existir.

22. ¿No confirma este ataque que el sistema internacional ya no defiende a las víctimas, sino que administra la impunidad de los verdugos?

La ONU condena, la CPI observa, los tratados callan. Mientras tanto, Israel bombardea a quien quiere, donde quiere y cuando quiere. El mundo ya no protege el derecho: lo adorna mientras lo entierra.

23. Si Israel es capaz de bombardear al mediador a plena luz del día, ¿qué no estará haciendo en la oscuridad y con silencio garantizado?

Lo más inquietante no es lo que Israel muestra, sino lo que no necesita ocultar. Si la impunidad es total incluso ante las cámaras, ¿cuánto horror se esconde lejos de ellas, bajo la sombra cómplice de sus aliados?

Reflexión final

El ataque en Qatar no es un accidente, ni un exceso. Es un mensaje calculado: ningún país árabe está a salvo si decide abrir la puerta a los palestinos. Israel demuestra que puede bombardear donde quiera y cuando quiera, con la tranquilidad de que Estados Unidos lo cubrirá, y con la certeza de que el resto del mundo árabe medirá sus palabras según sus contratos con Tel Aviv.

La ironía de fondo es que, mientras se invoca la paz, lo que se bombardea es precisamente a quienes intentaban alcanzarla. Y esa ironía, tan evidente, debería bastar para que nos preguntemos: ¿qué queda de la diplomacia cuando la mediación es puesta en la mira?

Ya no se trata de que detengan el genocidio, ni siquiera de un alto al fuego. El reto es más elemental: que no maten a los negociadores. Porque si cada intento de diálogo se paga con sangre, lo que muere no son solo las personas en la mesa, sino la posibilidad misma de que exista un futuro distinto al de la guerra permanente.

PD: Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivamente del autor y no reflejan necesariamente la posición de la institución para la cual trabaja. El autor es actualmente el asesor presidencial para Oriente Medio, del gobierno colombiano.