Víctor de Currea-Lugo | 22 de marzo de 2025
Lo que se descubrió el Gobierno de Petro sobre Audifarma (el escándalo de acaparamiento de medicamentos) tiene que ver con Hayek y el mercado de la salud, y nada con Marx.
La Superintendencia Nacional de Salud, encontró en las bodegas de Audifarma 113.000 unidades de insulina (entre otros medicamentos) que debían haber sido entregados a los pacientes.
Esa noticia de Audifarma demuestra varias cosas:
1) Que el funcionamiento de las instituciones del sistema de salud está confeccionado de tal manera que prioriza el mercado sobre el derecho, y eso no es un problema de buena voluntad, sino del diseño mismo de la ley 100.
2) Que no es cierto aquello de que el Estado siempre es corrupto y que los privados no tienen ninguna práctica corrupta y que, por eso, se deben imponer prácticas privadas antes de prácticas estatales; según dicen los alumnos de Hayek.
3) Que no es cierto que tengamos uno de los mejores sistemas de salud en el mundo, sino que el manejo sesgado de la información permite hacernos creer que, por ejemplo, tener un carnet de una EPS es igual a tener atención integral, cuando eso no es cierto.
4) Que el dinero con el que se compraron esos medicamentos no fue un riesgo que hubiese asumido ninguna empresa privada (las EPS no son aseguradoras ni arriesgan nada), sino que son dineros públicos cuyo manejo es indolente. Y eso sucede no solamente en el acceso a los medicamentos, sino con las citas con médicos especialistas, los procedimientos jurídicos y los exámenes de laboratorio. Ya Audifarma había tenido sanciones precisamentre por vender medicamentos por encima del precio autorizado.
5) Que la culpa no es de Petro ni del Ministerio de Salud, sino precisamente del hecho de que la ley 100 descentra la responsabilidad estatal y el manejo de los recursos, de tal manera que las EPS terminan desarrollando tareas paraestatales que nada tienen que ver con el derecho a la salud; por ejemplo, construyendo campos de golf con los recursos públicos.
6) Que las instituciones del sector salud no están interesadas en contribuir a la búsqueda de una solución a la crisis del país, sino que con un comportamiento de pandillas deciden crear una crisis de medicamentos realmente inexistente.
7) Que la única manera de garantizar el derecho a la salud es reformando el sistema. No se trata de tener un superintendente que vaya, de bodega en bodega, mostrando las irregularidades del sistema, sino cambiando el sistema de salud.
8) Que las prácticas corruptas dentro de la Superintendencia Nacional de Salud han sido ampliamente conocidas y, mientras permanezcan en ella sujetos que obedecen a las EPS y no al Estado social, no habrá posibilidad de avanzar; es decir, como en otras dependencias hay que limpiar la nómina.
9) Que es imposible concluir que esa autonomía perversa que tienen las instituciones de salud apareció con el gobierno de Petro; como se ha demostrado, apareció desde el mismo momento de la creación de la ley 100 y no porque eso sea un “daño colateral”, sino porque esa es la esencia misma del sistema.
10) Que el viejo Marx, dígase lo que se diga, planteaba una redistribución de la riqueza y un uso de los bienes comunes, en sentido contrario a lo que practica Audifarma. Es más, el Gobierno no es marxista. El modelo que se plantea por parte del petrismo es de otro señor que se llama John Maynard Keynes, cuyas teorías son parte del capitalismo y que nunca podrá ser acusado de comunista.
En Colombia estamos tan atrasados, tan mal, que la «burguesía local», tan dizque moderna le tiene miedo a Keynes y hasta lo confunde con Marx. Por eso, muchos dicen que el Estado social es comunismo (HEHF!).
11) Que los ilustres economistas de la salud, promotores del neoliberalismo y defensores de la empresa privada, dirán que eso se trata de una “manzana podrida” o de un “acto aislado”, sin querer reconocer lo que saben desde 1993.
Eso lo contradicen usuarios, como Natalia Torres: quien dice «Uyyyyy, ¡malditos! Tenían Levotiroxina y me hicieron recorrer 5 sucursales en un día para pedir Levotiroxina y me la negaron en todas las sucursales».
12) Que los que se oponen a la reforma a la salud en el poder legislativo y en los medios de comunicación son precisamente quienes con su accionar apoyan hechos dolorosos como el que se demostró en la auditoría de Audifarma y de los que se dice han recibido dineros de empresas de salud.
13) Que no hay que ser un genio de la economía para entender que decir Hayek es decir Audifarma; que fue precisamente Hayek el que asesoró de manera directa junto con Milton Friedman al dictador Augusto Pinochet para hacer su reforma a la salud; reforma que copió el neoliberalismo colombiano y de la que Álvaro Uribe Vélez fue el senador ponente.
14) Que la única manera de garantizar el derecho a la salud en Colombia pasa porque el Estado vuelva a recuperar su papel central y no solo en la supervisión, sino también en todos los pasos de la oferta de servicios.
Aquí les dejo precisamente un link de mi libro Salud y neoliberalismo donde estudio cuidadosamente dicha historia y como Hayek, Pinochet y Uribe tienen cosas en común: Salud y neoliberalismo.
Hayek y la salud: ejemplo para Audifarma
Quienes hablan de Friedrich Hayek parece que tampoco han leído Hayek; este decía que las prioridades deben darse teniendo en cuenta la rentabilidad potencial de los pacientes y no otra cosa, un mandato que sigue de manera al pie de la letra el sistema colombiano de salud.
Él, Hayek, es el padre del neoliberalismo que, de manera apretada, trataré de resumir aquí, según Arrizabalo, los supuestos económicos para la implantación del modelo neoliberal responden a las siguientes consideraciones:
a) los mercados libres son el mejor medio para asignar eficientemente los recursos productivos; o sea, nada de regulación estatal.
b) el crecimiento económico beneficia siempre y necesariamente a todos los grupos sociales; hipótesis más que desmentida.
c) las empresas privadas son más eficientes que las públicas; pero esto depende para qué.
Hayek y Friedman asesoraron la reforma a la salud en Chile. Creen, junto con su Escuela de Chicago, en la eficacia del libre mercado como un medio para la organización de recursos y manifiestan su escepticismo sobre la intervención del Estado en los asuntos económicos.
La libertad esta para ellos centrada en la libertad de poseer. Así, en materia de derechos humanos, Hayek enfatiza los mismos derechos de propiedad y de libertad de comercio que reivindicó la burguesía frente al poder feudal en la revolución francesa, y no más. Es decir, con ellos nos devolvemos más de 2 siglos.
Al rechazar el Estado social (como medio para garantizar derechos), Hayek descarta los derechos sociales porque a) no los considera como tales, y b) su garantía sería dada por la indeseable intervención del Estado que él considera arbitraria. El problema es que la Constitución colombiana reconoce la salud como un derecho humano.
La salvedad que presenta Hayek es la prestación de servicios de salud por parte del mercado; nunca como derecho, sino como un servicio sujeto a las leyes del mercado. Pero, como Raúl Prebisch decía: “no hay que pedir al mercado lo que el mercado no puede dar”. Y ese es el problema. La salud en manos del mercado solo puede ser una mercancía y no otra cosa.
Un elemento adicional, de carácter político, es que también vienen ocultando los medicamentos para generar un malestar en la población, diciendo que está situación es responsabilidad del Gobierno, para poner a la gente contra la reforma.
Para resumir la postura de Hayek frente a la salud, lo mejor es citar sus propias palabras: “beneficiaría al conjunto del género humano (que) los seres de mayor capacidad productiva fueran atendidos con preferencia, dejándose de lado a los ancianos e incurables”. O sea, eso es lo que hacen las EPS y, claro, lo que explica el escándalo de Audifarma.
PD: Cuando los neoliberales están angustiados sobre el tema de salud, como en la pandemia, entonces sucede un milagro: no porque los ateos se vuelvan creyentes, sino porque los que siguen a Hayek se vuelven seguidores de Keynes.