Víctor de Currea-Lugo | 19 de abril de 2024
Al final de la guerra de los 33 días, entre Hizbollah e Israel, en 2006, un analista afirmó que Israel no tenía un ejército como tal, sino una fuerza de policía para atacar palestinos civiles. Algo así como un tigre de papel.
Luego de esa guerra hubo una investigación interna de Israel que produjo el informe Winograd, que apuntaba a lo mismo que decía el experto, y recomendaba una reingeniería total del Ejército sionista.
Pero parece que no le hicieron caso a las recomendaciones y hoy, tal como se puede concluir con la información disponible, el Ejército de Israel es bastante inútil, más o menos como la Organización de las Naciones Unidas.
Primero, su inteligencia fue incapaz de identificar y repeler adecuadamente las acciones de Hamas y de otros grupos de resistencia el 7 de octubre. Más allá de las teorías de la conspiración, queda claro que no esperaban un ataque de esas dimensiones.
Segundo, no han sido capaces de controlar la capital de la Franja de Gaza. Cada día llegan noticias de combates en diferentes barrios de la ciudad de Gaza y no han dejado de bombardear el histórico campamento de Jabalia.
Tercero, los ataques israelíes son esencialmente contra objetivos civiles: escuelas, sedes de la ONU, hospitales, mezquitas, barrios residenciales. Qué incapacidad de actuar sobre objetivos militares, lo que demuestra no solo su bajeza moral, sino su limitación militar.
Cuarto, en el frente norte, en la frontera con el Líbano, tienen desplegado la mayor parte de su ejército y no han podido detener los ataque de Hizbollah, cada vez más numerosos y de mayor calidad. De hecho, su ejército no podría atender ese frente al tiempo de mantener el genocidio en Gaza.
Quinto, su defensa fue vergonzosa: dos bases militares fueron impactadas por Irán de manera eficaz. Los drones que derribó Israel fueron señuelos, que le permitieron entender a Irán la estructura y, de paso, la debilidad de sus defensas antiaéreas.
Sexto, Israel fue golpeado en su territorio sin afectar bienes civiles, a pesar de que 10 otros países le ayudaron militarmente. Si hubiera estado solo, por ejemplo sin la complicidad de Francia desde el territorio jordano, el daño habría sido mayor.
Séptimo, el contra-ataque israelí no solo fue débil (como lo afirma el ministro israelí de Seguridad Nacional, Ben Gvir), sino ridículo. Tres drones destruidos en el aire, no produjeron ningún daño. La inmensa mayoría de población de Isphahan ni siquiera se enteró a tiempo del supuesto ataque.
Octavo, el mercado de tanques de guerra israelíes “Merkava” se desplomó porque son carros de combates con debilidades conocidas. Alrededor de un millar de tales tanques ha sido destruido en Gaza por la resistencia.
Noveno, la moral del Ejército sionista está baja y la de su sociedad, también. Los religiosos ortodoxos, que más llaman a la guerra, resulta que no quieren prestar el servicio militar. Es cierto que una parte de la sociedad pide más guerra, pero hay un sector de israelíes y de judíos alrededor del mundo que gritan “no en mi nombre”.
Décimo, Israel depende de la ayuda militar estadounidense. Otro experto decía que, sin tal ayuda, Israel estaría peleando en el norte con palos y piedras. Hasta hace más de una semana, Estados Unidos había enviado más de 35 mil toneladas de municiones a Israel.
Decimoprimero, cuando se dio el ataque de Irán a Israel, por unas pocas horas, se detuvo el genocidio de los palestinos y los cielos de Gaza no estuvieron inundados de muerte. Eso muestra las graves limitaciones sionistas para mantener dos frentes abiertos.
Decimosegundo, a pesar del férreo control en Cisjordania, no han podido evitar el aumento de las acciones de la resistencia en varias ciudades como Tulkarm, Jenin, Tubas y Qalquily; por dar solo algunos ejemplos.
Eso no le quita lo genocida, lo asesino, lo criminal de guerra. Decíamos en la infancia: “métase con uno de su tamaño a ver si es capaz”; y le salió Irán al corte para decirle que “no más, que ya estuvo”.
Israel no es lo que nos dijeron por décadas. Como dijo Mao del imperio estadounidense: “En apariencia es muy poderoso, pero, en realidad, no es nada a lo que temer; es un tigre de papel. Un tigre, por fuera, está hecho de papel; incapaz de resistirse al viento y la lluvia”. Y el problema es que llueve y corre viento.