Víctor de Currea-Lugo | 7 de octubre de 2024
La emisora de la Universidad Nacional de Colombia me invitó a un panel sobre Palestina, hoy 7 de octubre, pero me encontré con la mayoría mediática del sionismo:
1. No me fue informado quiénes eran los otros invitados, uno de ellos el vocero de algunas comunidades judías en Colombia, Marcos Peckel, y gran inspirador del sionismo criollo. Él mismo ha reconocido ser sionista.
Yo antes discutía con ellos, pero después del 7 de octubre de 2023 no lo hago ni lo haré. No comparto esa opinión de algunos “pro-palestinos” que creen que abrirle los micrófonos a los que apoyan o justifican o callan frente a un genocidio probado está bien; esa neutralidad es vergonzosa, por lo menos para mí.
2. La introducción del grupo de trabajo fue demasiado pudorosa, qué miedo a llamar a un genocidio por su nombre, ni siquiera usaron la palabra “ocupación”, a pesar de que así lo reconoce el derecho internacional, y ni mención a los 75 años previos.
Una emisora de una universidad que enseña derecho e historia debería, por lo menos, tener un poco de decencia con los muy estudiados y documentados elementos jurídicos e históricos (no bíblicos, sino los que existen desde el siglo XIX) al formular sus programas.
3. Éramos cuatro invitados. El primero, gaseoso como el que más; digno representante de la tibieza afirmó, más o menos, que no hay verdad sino interpretaciones según la “orilla ideológica”. La segunda persona redujo todo al 7 de octubre y a las víctimas de Israel. Al cuatro, a Peckel, (yo era el tercero) no lo quise escuchar, porque yo decido con quien debato.
4. Tres contra uno, bueno cuatro contra uno, si sumamos al equipo de trabajo; no es precisamente un debate democrático, de lo que tanto presume la Universidad Nacional de Colombia. Sentar una “narrativa” y hacerla dominante en el debate es reducir al otro a ser simple validador, invitado de piedra.
El problema central es que eso hace el sionismo en muchas partes del mundo: llenar el debate de mentiras y victimizaciones, para luego dejar al otro atrapado en ese lodo de imprecisiones y sin el tiempo ni la oportunidad de aclarar nada de manera decente.
5. Yo, por mi parte, tomé una decisión: recordar que hay 76 años de ocupación, que esa ocupación es ilegal, según la Corte Internacional de Justicia, que eso no empezó con Abraham sino a finales del siglo XIX.
También les recordé que han asesinado miles de civiles, que van 16.000 niños palestinos masacrados, que 160 mujeres paren al día en condiciones miserables, que la resistencia no es un grupo sino 14, que el derecho internacional reconoce el derecho a la resistencia, en fin. Y luego me retiré porque no me iba a quedar a validar sionistas.
Los debates con el sionismo mediático
6. Los debates de fondo son por lo menos tres. La prensa colombiana dizque decente, ¿lo es? El Espectador, en una editorial, sostuvo que no usarán la palabra “genocidio” porque una corte no la he declarado.
Uno puede discutir la presunción de inocencia y el debido proceso, pero una realidad tan apabullante no se puede negar. En otras palabras, podemos discutir quién es el asesino, pero no negar el cadáver frente a nuestros ojos porque un juez no ha dicho que el muerto está muerto.
La revista “Cambio”, dirigida por Daniell Coronel, judío él, no es tampoco una esperanza. Para ellos, todo empezó el 7 de octubre y, como dice el propio Coronel, Israel tiene dizque “derecho a defenderse”, contrario a lo que dice el derecho internacional.
Algunos lectores de Cambio creen que el software Pegasus es un invento de Petro, aunque personalmente le expresé al presidente Petro, a finales de 2023, la necesidad de no dejar nuestra cibersoberanía en mano de los sionistas. Y ahora, un tercer medio, la emisora de la Universidad Nacional, juega el juego de los sionistas.
Solo una cosa que decir de la prensa dominante: La W afirmó que en el ataque de Irán a Israel todos los cohetes habían sido interceptados; ridículo, máxime cuando los tres más importantes periódicos israelíes aceptaron el daño infringido por Irán.
7. El otro gran debate es ¿dónde está la academia frente a un genocidio? A un amigo académico colombiano no lo dejaron hablar de Gaza, en otra universidad, “porque Gaza no es un tema académico”.
A esto se suma la persecución a profesores en universidades de Estados Unidos, Europa y Colombia. Sé que el lobby judío criollo pidió mi cabeza hace más de 10 años, cuando era profesor universitario.
8. La rectoría actual de la Universidad Nacional pidió a los estudiantes que tenían un campamento propalestino que lo levantara. Los estudiantes pedían que la Universidad, basada en el derecho internacional y los valores que presume, cortara los convenios que tiene con la Universidad de Ben Gurion en Israel.
Al final, el campamento fue levantado luego de las amenazas (me dicen ellos mismos) de emprender contra ellos acciones judiciales.
Ese tipo de boicots, económicos, diplomáticos y académicos, contribuyó notoriamente a la caída del régimen de Apartheid que tuvo Sudáfrica por años. Pero, al día de hoy, la Universidad Nacional mantiene sus convenios con la Universidad de Ben Gurion.
9. Sí, ya sé lo que se dice de mí, al punto de que si yo digo que 2 + 2 es 4, eso no puede ser cierto porque mi “punto de enunciación” no es moralmente válido y una larga lista de descalificaciones. Aclaro que no soy profesor de la Universidad Nacional de Colombia desde diciembre de 2017, desde hace 7 años.
El problema es que ha hecho carrera la noción de que la “libertad de expresión” requiere el permiso de los puros, que ya se acabó la universalidad de los derechos humanos. ¿De verdad podemos apartarnos del debate de un genocidio en curso?
En otras palabras, así yo sea un “monstruo” eso no niega que hay un genocidio, el uso de fósforo blanco por Israel, los miles de palestinos asesinados, la demolición de casas, la ilegalidad de la ocupación y un largo etcétera.
Entiendo que para muchos “la verdad es relativa”, la pureza moral es esencial (como la pureza de los sionistas, por ejemplo). Échenme al fuego, pero no nieguen la realidad de que en este preciso instante Israel está asesinando a otro palestino. Para algunos, un presunto monstruo es peor que un genocida declarado. Así nos va.
PD: Yo no soy la noticia, no puedo ser la noticia y menos hoy, la noticia es el genocidio israelí contra el pueblo palestino.