Víctor de Currea-Lugo | 26 de julio de 2025
El problema no es solo que barcos sigan llevando carbón colombiano a Israel para alimentar el genocidio, a pesar de lo que ordenó Petro, el problema es que el sionismo sigue en las entrañas del Estado colombiano; y ellos no quieren al presidente Petro ni poquito. Desde ese contexto es que debemos discutir las trabas que le aparecen al Gobierno cuando intenta hacer realidad sus iniciativas a favor de Palestina.
Estamos ante un genocidio. Y entonces decimos: “el mundo tiene que hacer algo”. En eso estamos de acuerdo. Ahora, el problema grave es que, para unos, Petro hace mucho; y para otros, Petro no hace nada. Por ejemplo, mienten, al decir que las ayudas a Gaza terminan dejando sin ayudas a los niños de La Guajira.
Algunos sostienen que llamar genocidio a un genocidio, mandar ayuda humanitaria o no vender más carbón es un mal negocio para Colombia. Porque ellos hacen cuentas no de los muertos de hambre y bala, sino de cuántos dólares, supuestamente, dejamos de ganar o de perder. La verdad es que nuestro intercambio comercial con Israel es marginal para nosotros, pero ese tampoco es el punto.
Entiendo que el sionismo criollo vaya para la orilla que le conviene a los genocidas, que le laven la cara a Israel en sus editoriales, que prioricen otras noticias o que miren para otro lado; total, ellos son lo que son. En ese lado también están los que, sin ningún conocimiento, los que confunden Irán con Irak, los que dicen que Petro apoya a Hamás, que Israel es el pueblo elegido, que matar palestinos está escrito en la Biblia y otra larga cantidad de sandeces.
Está un segundo grupo; un sector que dice ser del progresismo y que dice ser defensor de los Derechos Humanos y que coquetea de manera directa o velada al sionismo. ¿Pueden las fuerzas de izquierda elegir candidato a alguien que no es claro frente a un genocidio?
Esa debería ser una línea roja, pero no solo para los candidatos, sino para todos aquellos que dicen hablar en nombre del pueblo y no solo en las declaraciones, sino en los hechos. Hay muchos que son propalestinos… hasta que se les pide un favor por Palestina.
Y hay un tercer grupo, los que sin ninguna rigurosidad atrincherados en Facebook sostienen ahora que el presidente Petro dizque «es un hipócrita con Palestina» y un traidor de la causa. Es verdad que el presidente dio una orden de no vender más carbón que no se cumplió, pero también es cierto que el sionismo (que todavía está en el gobierno) logró escribir de manera retorcida ese decreto para cumplir con la premisa de que hecha la ley hecha la trampa. También sabemos que la Policía hizo la compra de un software sin permiso este año a pesar de la política fijada por el presidente.
Las tensiones no han sido solo frente al carbón y a los software; cada paso propalestino tiene una piedra sionista en el zapato. Las expresiones sionistas siguen en el Estado y eso no se resuelve de un día para otro; no es verdad que nuestra política exterior sea ahora pura y multilateral como se quiere.
El inventario de las cosas hechas hasta ahora, por Colombia, incluye romper relaciones con Israel, enviar ayuda humanitaria, no comprar más armas, sumarse a la demanda contra Israel por genocidio ante la Corte Internacional de Justicia, hacer parte del Grupo de La Haya, tomar postura en los foros internacionales y explorar otros mecanismos de ayuda, entre otras medidas. Asimismo, el señor presidente Petro no ha tenido problemas en reconocer errores como el del carbón y ordenar que se corrijan lo más pronto posible.
Hay radicales antipetristas de izquierda lo acusan de no cumplir con su promesa como si no hubiera unas condiciones reales que determinan los planes. Otro ejemplo fue la propuesta de traer niños palestinos. Eso no se hizo porque en mayo del 2024 Israel cerró el paso fronterizo que hay entre Gaza y Egipto, dejando encerrados a los palestinos y, entre ellos, a más de 5.000 niños heridos amputados que no han podido recibir ayuda ¿Es acaso eso culpa de Petro?
Y un último ejemplo: en la Feria Internacional Aeronáutica y Espacial de Colombia, en julio de 2025, había un stand (el 715) para una empresa israelí. Pero Israel no participó en esa actividad por orden explícita del presidente. Sin embargo, a pesar de las evidencias, algunos propalestinos (sin ir más allá de los memes) seguían en las redes denunciando otra supuesta «traición» de Petro a la causa palestina.
El carbón colombiano sigue camino a Israel
Colombia firmó un decreto prohibiendo la venta de carbón a Israel, pero en él dejaron figuras porosas para caer en leguleyadas que permiten que sigamos alimentando con nuestro carbón el genocidio en curso.
Aún después de la firma del decreto, han salido de Colombia buques con toneladas de carbón hacia Israel. Drummond y Glencore se han amparado en “expectativas legítimas” y “situaciones jurídicas consolidadas” para burlar la prohibición, lo que constituye una traición abierta a las órdenes de la Corte Internacional de Justicia y a la voluntad soberana expresada por el presidente.
Se trata de los mismos sionistas que hacen cuentas sobre los dólares que, dizque, perdemos al suspender el envío de carbón a Israel, pero que se rehúsan a hacer cuentas sobre el número de muertos.
En 2023, Colombia exportó tres millones de toneladas de carbón a Israel, un flujo que representó más de 440 millones de dólares, pero que solo equivale a apenas el 4,2% de las exportaciones carboníferas totales. ¿a cambio de qué? de ser cómplices del funcionamiento energético de una potencia genocida. El carbón colombiano alimenta no solo la red eléctrica de Israel, sino también sus asentamientos ilegales y su industria militar.
Si a Petro lo han traicionado en muchas otras cosas, ¿qué les hace pensar que el sionismo colombiano se va a quedar quieto cuando un presidente se pone de pie contra la voluntad del sionismo?
El embargo energético decretado por Petro es un acto sin precedentes, el primero en el mundo en esa dirección, y ha sido apoyado por organizaciones sindicales, indígenas y sociales.
Ahora, los peores grupos contra Palestina son aquellos que no dicen una sola palabra al respecto, que lucen la bandera palestina en la solapa, pero que no ponen ni un gramo de su pequeño poder temporal dentro del Estado al servicio de la causa palestina.
Mientras la Corte Internacional de Justicia ordena medidas para prevenir un genocidio en Gaza, algunos funcionarios colombianos permiten que el carbón siga saliendo hacia allá con excusas burocráticas.
Lo que se evidencia es una contradicción entre el poder de las empresas privadas y su desafío a los gobiernos democráticos; entre la soberanía de un Estado y las agendas imperiales; entre la voluntad política y la lectura jurídica amañada en la que se ampara el sionismo.
Cuando Petro habla de Palestina y habla de la luz y de la oscuridad, claramente está colocando a los genocidas y a sus aliados en el lado de la oscuridad. Y es absolutamente infantil pensar que este es un gobierno que es solo luz, que no tiene oscuridades dentro. Por eso, en esa contradicción permanente nos encontramos y, por eso, las empresas privadas como Drummond y Glencore desafían a un gobierno que es gobierno, pero no es todo el poder.
Argumentos jurídicos a favor de Petro
Para los que se atrincheran en leguleyadas (y evitan reconocer las evidencias de un genocidio), también tenemos argumentos jurídicos porque el desafío no cesa. El más reciente buque cargado de carbón que salió rumbo a Israel lo hizo en plena luz del día, con bandera extranjera, desde puertos colombianos, como si nada.
Es un desconocimiento de la autoridad del presidente, de su política exterior y de la dignidad nacional. Petro lo dijo claro: «Volvieron a sacar un buque hoy lleno de carbón con destino a Israel. Un desafío a mi gobierno”.
Petro ordenó de inmediato a la Armada detener todo barco con carbón que tenga como destino Israel. Y citó a los sindicatos del carbón a una reunión urgente para tomar medidas conjuntas. Se busca acabar la complicidad básica y disfrazada en trámites.
Y porque algunos seguirán argumentando leguleyadas, hay que recordarles que la soberanía de los Estados está protegida por el derecho internacional. El derecho internacional económico no solo no prohíbe que un Estado regule; lo respalda.
Y Colombia, como cualquier Estado soberano, tiene el derecho –y el deber– de regular para proteger la salud pública, combatir la corrupción y garantizar la dignidad de su pueblo, aun si eso incomoda a los intereses de alguna multinacional. Los tratados internacionales, como los de la OMC, reconocen que los Estados pueden adoptar medidas para proteger la vida, la salud, la seguridad y la moral pública. Esa es la jurisprudencia. Ese es el marco legítimo. No nos vamos a dejar engañar.
Y si hay quienes se escandalizan por el tono de Petro, pues que se escandalicen también por el tono de los bombardeos sobre Gaza, por el sonido del hambre y de la sed en La Guajira, por el rumor de los acuerdos de corrupción que han garantizado el flujo de carbón hacia el genocidio. Escándalo es que sigamos alimentando el genocidio.
Estamos ante una encrucijada histórica. O los privilegios de unos cuantos o la vida de miles. O la complicidad camuflada o la coherencia ética. O el poder económico que desafía al Estado o un Estado que se hace respetar. Petro ha elegido. ¿Y ustedes?
Claro que Petro siempre puede hacer más, así haya hecho más que muchos; claro que la sociedad colombiana también puede hacer más, y claro que los activistas propalestinos también. Pero evaluar este Gobierno desde el purismo sin tener en cuenta el mundo real es ingenuo. Los mandos medios sionistas están allí. Y sí, resulta un poco frustrante ver a los puros del Facebook, que no han hecho mayor cosa, exigir que el gobierno colombiano lo haga todo.
PD: Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivamente del autor y no reflejan necesariamente la posición de la institución para la cual trabaja.