Víctor de Currea-Lugo | 12 de marzo de 2024
Todos tenemos cosas por replantearnos. Eso de que loro viejo no aprende a hablar es un problema de los loros. Bueno, también podríamos decir que no hay peor loro que el que no quiere hablar, pero este no es el caso de Salomón Kalmanovitz quien públicamente se alejó de Israel, en una columna publicada en El Espectador.
Me sorprendió, no sin desconfianza, el giro de Salomón. No por algún prejuicio antisemita, como me han acusado, sino por la trayectoria sionista de Kalmanovitz. En 2009, él dijo, también en una columna en El Espectador, una serie de mentiras que me hacen dudar de sus análisis de hoy. Son mentiras muy básicas, así que me tomaré el tiempo para exponerlas:
1) Israel no nació por el Holocausto nazi. Me cuesta trabajo que Kalmanovitz no conozca el influyente libro «El Estado judío» de Theodor Herltz (de 1896), la declaración de Balfour y tantos otros documentos que demuestran que el proyecto sionista de crear Israel nació antes que Hitler.
2) Reivindicó la vocación democrática del sionismo, lo que es como esperar democracia en la Sudáfrica del apartheid. Salomón es un hombre culto. Entiendo que los llamados «evangélicos» repitan que Israel es una democracia, pero me cuesta creer que él lo diga de manera genuina.
3) Salomón: la ocupación, la demolición de casas, el terrorismo sionista, el asesinato de palestinos por parte de Israel es de muchísimo antes que la creación de Hamas y de Jihad. Sumercé es un académico y no puede confundir las causas con los efectos, salvo que así lo quiera.
4) La violencia de Hamas no es religiosa, es antiocupación. Es como decir que la violencia del ELN es cristiana. En cambio, la violencia sionista sí ha echado mano del mito del pueblo elegido y de la tierra prometida, aunque en sus orígenes el sionismo era más una propuesta nacionalista que religiosa.
5) Hamas en 2008 aceptó la propuesta de dos Estados, la OLP y el resto aceptaron la existencia del Estado de Israel en el marco de los acuerdos de Oslo. No hay que mentir sobre eso.
6) Bernard Henry-Levy es su fuente, la mía es haber pisado Gaza y Cisjordania. Conozco de primera mano la «superioridad moral» de los sionistas. Es más, hace años una ONG judía reconocía que por cada cohete que enviaban de Gaza le devolvían 14 a los palestinos. Creo que los datos de ONG israelíes de derechos humanos son más que contundentes sobre asesinatos, detenciones y otros crímenes.
Bien por Kalmanovitz, mal por Israel
Ahora Kalmanovitz saca una columna valiente, sin duda, aunque peca de una falacia típica: decir que el mal es uno solo (Netanyahu y sus camarillas) y no la naturaleza del sionismo. Ahí pueden poner de primer ministro al Papa o a la Madre Teresa de Calcuta y el resultado será el mismo. No es un problema de buena voluntad de los gobiernantes, sino de la naturaleza de Israel.
Supongo que Salomón ha entendido tarde algunas cosas. Mejor eso que el silencio de la caterva de académicos que firmaron cartas contra Petro, por llamar genocidio a un genocidio, y ahora miran para otro lado.
Ojalá eso lo entendiera cierto exministro, que salió a pedir perdón en redes sociales a los genocidas, pero lo que natura no da Los Andes no lo presta (¿o era Salamanca?). También en la lista se podría incluir a unas sionistas solapadas, a otros opinadores de Wikipedia y a ciertas otras yerbas del pantano.
Dejemos de lado mi convicción de que es imposible que Salomón no supiera del Israel real, por lo menos en aras del debate. Lo más valioso es dar el paso al frente, aunque ahora lo van a sacrificar la tracamanada de sionistas criollos irredentos.
Lo cierto es que todo suma. Creo que lo que nos une es detener un genocidio. Y me aparto de quienes creen que hay que ser moralmente puro (me refiero a otra caterva diferente, pero que piensa como los sionistas criollos) para defender al pueblo palestino.