Víctor de Currea-Lugo | 3 de julio de 2013
El presidente de EE.UU. regresa a Washington tras su gira por el continente africano, en la que visitó Senegal, Sudáfrica y Tanzania
La prisión de Robben Island, donde Mandela estuvo recluido durante años, es un símbolo de resistencia, recordada en películas e inmortalizada en libros. En su gira por África, el presidente Obama la visitó con la devoción de quien va a la Meca de la Libertad, al tiempo que Mandela lucha en una cama de hospital.
Demasiado poético sino fuera porque Obama no es un candidato en campaña prometiendo buenas cosas a África, sino un presidente de los Estados Unidos en su segundo período, con sangre africana (es hijo de keniata), región del mundo por la que no ha hecho prácticamente nada.
Una de las mayores promesas de Obama cuando apenas era un joven senador, era luchar contra el genocidio de Darfur (Sudán), pero le bastó con que Sudán se convirtiera en su socio en la guerra contra el terror, para que Obama dejara de mencionar el genocidio en curso. Allí, en Darfur, cientos de miles de personas viven en campos de desplazados controlados por el Estado, como si fueran cárceles a cielo abierto. Obama le incumplió a Sudán como al resto de África.
Obama visitó la cárcel de Robben Island, cerrada como prisión pero mantenida como Patrimonio de la Humanidad, según la UNESCO, y destino turístico. Su visita hubiese sido más útil en otra cárcel que prometió cerrar para el primer año de su mandato: Guantánamo.
Parte del error es creer que la política depende de las personas y no de las estructuras de poder que representan dichas personas. La Madre Teresa podría ser la líder de Israel y eso no resolvería el problema de la ocupación de Palestina porque esta ocupación es parte de la naturaleza actual de Israel. Obama no es simplemente el abogado negro que soñó con la justicia, sino el presidente de los EE.UU.
Un mejor tributo de Obama a Mandela hubiera sido ponerse del lado de los pacientes con VIH que mueren cada día en Sudáfrica, antes que de las trasnacionales farmacéuticas; cumplirle a las víctimas de Darfur, de Congo o de Somalia; o en vez de visitar Robben Island, haber cerrado Guantánamo.
Con el mantenimiento de Guantánamo, Obama le incumplió al mundo. Tampoco son desatinados los slogans en su contra “Yes, we scan” (por su campaña de espionaje mundial) y “We have a drone” (por el uso de estos aviones no tripulados contra civiles). Por estas cosas es que algunos sudafricanos lo llaman “Nobama”.
Publicado originalmente en El Espectador: https://www.elespectador.com/noticias/elmundo/obama-africa-y-carceles-articulo-431261