Alemania y el paroxismo sionista

Víctor de Currea-Lugo | 23 de mayo de 2025

La tierra de Kant y de Beethoven ha llegado al paroxismo sionista: el que haya publicado, en sus redes sociales, la famosa consigna palestina “…Desde el río hasta el mar” no podrá acceder a la nacionalidad de Alemania.

Además, Alemania exige a las personas, como requisito para obtener la nacionalidad, que deben aceptar a Israel, según las nuevas disposiciones de la ley de ciudadanía. Como dijo la ministra Nancy Faeser, “quien no comparta nuestros valores no podrá obtener un pasaporte alemán”.

Ya sabemos de las armas y el dinero de Estados Unidos en apoyo a Israel: es el proveedor del 69% de las armas de Israel, su principal aliado político y el encargado de bloquear en Naciones Unidas cualquier resolución contra Israel. Igualmente, sabemos del pasado y presente de Reino Unido, así como de la doble moral de Francia. Pero poco se dice de Alemania.

Según información de prensa, “desde octubre de 2023, se han multiplicado por diez las entregas de armas a Israel”, en comparación con 2022. El argumento alemán es sencillo: “La seguridad de Israel forma parte del ‘núcleo’ de la política exterior de Alemania”. Estas armas comprenden más del 30% de las exportaciones de armas a Israel.

Pero esa política no empezó en 2023. El Gobierno de Alemania es, desde hace décadas, pro-israelí, de una manera enfermiza. No solo prohibió marchas propalestinas, sino que ha calificado de antisemita cualquier denuncia de rechazo al genocidio del pueblo palestino.

Los alemanes están atrapados en una “culpa eterna” por el Holocausto, lo que permite una fácil manipulación por parte del sionismo. Para que esto funcione, hay que creerse, entre otras mentiras, la de que las víctimas del Holocausto solo fueron judíos.

Y también hay que desconocer la historia, porque el proyecto sionista surgió mucho antes de la Segunda Guerra Mundial, de los campos nazis, incluso de la Primera Guerra Mundial y antes de que Hitler naciera.

Sin la ayuda militar de Estados Unidos y de Alemania, Israel no podría llevar a cabo la masacre de palestinos durante todos estos años, con mayor intensidad desde el 7 de octubre de 2023.

La postura alemana está basada en más mentiras: que la guerra empezó el 7 de octubre de 2023; que antes no hubo asesinatos de palestinos, ni casas destruidas; que tampoco estamos frente a una ocupación; y que Israel simplemente se defiende.

Alemania ¿cómplice de genocidio?

Parece que Alemania no tiene problemas con los genocidios en general, sino con ciertos genocidios. En los años 1940, la sociedad alemana sabía del Holocausto; y hoy el gobierno alemán sabe de este genocidio. Miremos algunas de las muchas noticias sobre el papel alemán de cara al genocidio palestino:

En el festival de cine Berlinale, “los cineastas Yuval Abraham, oriundo de Israel, y Basel Adra, de origen palestino, fueron demonizados y tildados de antisemitas por su documental y su crítica a Israel”.

La ministra de Cultura de Alemania, Claudia Roth, dijo que las declaraciones durante la Berlinale fueron “terriblemente parciales y se caracterizaron por un profundo odio a Israel”. Vale mencionar que, por otra parte, más de 600 funcionarios alemanes enviaron una carta al canciller Olaf Scholz pidiendo que cese el apoyo alemán a Israel.

La invitación a la feminista estadounidense y judía Nancy Fraser fue cancelada para dictar su cátedra en la Universidad de Colonia, luego de que ella firmara una carta de apoyo al pueblo palestino. Por orden de la Rectoría, le pidieron a Fraser que explicara su apoyo a Palestina y procedieron a cancelarla.

En abril de 2024, un acto de la sociedad civil internacional, la Conferencia Palestina 2024, que se realizaría en Berlín, intentó ser prohibido y su sitio de convocatoria bloqueado por numerosos piquetes de policía.

Al doctor Ghassan Abu Sittah, nombrado recientemente rector de la Universidad de Glasgow y quien atendió en el hospital Al-Shifa, en Gaza, le fue prohibido el ingreso a Alemania a participar en ese evento. El doctor Abu Sittah decidió participar de manera virtual, pero la policía alemana entró, interrumpió la transmisión y canceló el acto.

A pesar de la situación humanitaria y de la voluntad de varias organizaciones alemanas de ayudar a niños palestinos, el Gobierno alemán alegó “problemas de seguridad” para impedir que varios palestinos heridos fueran trasladados y atendidos en suelo alemán.

En abril de 2025, Alemania deportó cuatro residentes de su territorio debido a su militancia activa en contra del genocidio y sin estar comprometidos en ningún delito. Los reportados son ciudadanos de Estados Unidos, Polonia y dos de Irlanda.

Por eso, decir que Alemania es uno de los principales donantes en ayuda humanitaria a los palestinos, no es una respuesta adecuada a la crisis palestina; especialmente porque la hambruna en curso no es causada por un terremoto, por ejemplo, sino por un Estado que goza del apoyo alemán.

Alemania sionista

Todo esto ocurre en el marco de las declaraciones oficiales, de que Alemania no ve señales de que Israel esté cometiendo un genocidio en Palestina; muy contrario al hecho mismo de que la CIJ aceptó la denuncia por parte de Sudáfrica con un gran argumentario jurídico.

El gobierno alemán va más allá, al dejar claro que “solo hay un sitio para Alemania, codo a codo con Israel”. Cuando Alemania dice “Israel tiene derecho a existir” traduce: “Israel tiene derecho a defenderse”, lo cual a su vez lleva a la lógica conclusión de que los crímenes sionistas son solo actos de defensa propia. Hacer otra cosa es, para ellos, antisemitismo y por eso silencian hasta a las voces judías disonantes.

Para volver más formal la persecución, el gobierno adoptó una resolución en la que prácticamente juntan la definición de antisemitismo y la de antisionismo. Así aumentan la impunidad sionista; tal como han buscado hacerlo en varias partes del mundo.

Todas estas noticias más la política alemana reflejan el profundo sentimiento de culpa que acompaña a Alemania por décadas, así como la perversa convicción de que una víctima (en este caso la comunidad judía) adquiere inmunidad a la crítica e impunidad para cometer cualquier delito. Es decir, «un día víctima, toda la vida víctima», y eso pone al sionismo por encima y por fuera de la ley.

Ya en 2008, Angela Merkel había dejado claro que la política de Alemania hacia Israel era “una razón de Estado”; es decir, parte esencial y no solo una postura marginal o temporal. En 2024, Alemania ratificó esa noción: la seguridad de Israel es un asunto estatal para la patria de Kant.

El “macartismo” que vivió Estados Unidos, ahora lo vive Alemania: perseguir a los que defienden al pueblo palestino y perseguir a sus amigos, identificar sus familiares, seguir sus movimientos y, lo más importante, convencer a la sociedad de que ese es el enemigo, no el sionista que comete un genocidio.