Víctor de Currea-Lugo, MD, PhD | 5 de Junio de 2020.
La cuarentena, hasta donde he entendido, no es para evitar la pandemia, sino para que tengamos un tiempo de espera para fortalecer la respuesta, incluyendo especialmente al sector salud. Entonces, a tres meses del primer paciente diagnosticado con Covid-19, el panorama debería ser mejor, pero estamos lejos de esa meta. Según el grupo interdisciplinario llamado: “Monitoreo Critico de Condiciones de Trabajo y Bioseguridad del Personal de Salud”, compuesto por 24 organizaciones, el palo no está para cucharas.
La segunda revisión juiciosa de la situación de los trabajadores de salud de esta coalición, muestra que, de 1360 registros hechos, un 42% son personas vinculadas laboralmente mediante tercerización, es decir que trabajan para una institución que no los reconoce como empleados directos, con la fragilidad laboral que eso representa. Lo que reporta la revisión, es que las personas con este tipo de contratación tienen un menor índice de bioseguridad. Por eso, contratar adecuadamente sí tiene una relación directa con el riesgo de contagio.
Hay protocolos, como para casi todo en este país, pero el problema es que no se conocen. Casi un 25% de los trabajadores no han tenido capacitación sobre el Covid-19. Sobre los porcentajes reportados de no entrega de dotación los números son los siguientes: 65% no ha recibido uniformes, 57% polainas; 32% gorros; 37% batas; 57% visor; 45% gafas; y 12% tapabocas, entre otros elementos. En promedio, hay un registro de un incumplimiento de entrega de equipos de protección personal en un 64%.
Pero el problema de la bioseguridad no es solamente individual, sino de la misma estructura hospitalaria. Un 44% reportó no contar con barreras físicas adecuadas para aislar pacientes; 67% no cuentan con duchas; y un 72% no cuenta con programas de mantenimiento de los sistemas de ventilación.
Al momento, había un registro de 1.098 trabajadores del sector salud contagiados, lo que explica la necesidad de su protección inmediata (11 de ellos fallecieron, incluyendo tres auxiliares de enfermería y dos conductores). Es muy relevante el alto grado de afectación a las personas auxiliares de enfermería, un sector mal pagado y poco reconocido. También son relevantes los casos de contagio de personal administrativo y de personal de aseo.
Es cierto que ahora el contagio con Covid-19 es considerado (por fin) una enfermedad laboral, vale resaltar que eso fue fruto de grandes presiones. Es decir, algo que debería fluir por el sentido común, no fue así. En este país todo es peleado, y la protección del sector salud no es la excepción.
Al margen de las normas y de las promesas, hay registros de aumento del 21% de los horarios laborales; 19% manifestó disminución del salario, y un 15% aumento de la carga laboral. Es decir, lo que se observa no solo es que no se han mejorado las condiciones laborales, sino que todo indica que van a peor. Se han sacado muchas normas, pero eso no necesariamente cambia la realidad. Eso es parte de la tradición leguleya y burocrática del país, pero la norma no sirve si no se implementa.
No estamos pues aprovechando la cuarentena y, por lo mismo, el llamado “aislamiento inteligente” no sería precisamente una medida inteligente. Al abrir las ciudades, tendremos más contagios, pero sin haber fortalecido el sistema de salud para responder a unos riesgos mayores. Ni siquiera se ha aprovechado la cuarentena para sensibilizar a la sociedad sobre una trato digno hacia los trabajadores de la salud.
La cuarentena desaprovechada
Mi gran conclusión es que no hay garantías laborales, ni de bioseguridad; hay un bajo nivel de capacitación y entrenamiento. Pero eso no aparece con la pandemia, sino con la ley 100 de 1993, y las políticas laborales que se han aplicado desde los años noventa. El virus mata y el neoliberalismo le ayuda.
Las recomendaciones del espacio de coordinación de este monitoreo, hechas en el primer reporte eran: giro directo a las IPS, un régimen especial transitorio, pago de nóminas atrasadas, Equipos de protección personal (incluyendo al personal administrativo), y vinculación laboral directa. Cinco puntos que siguen estando vigentes y pendientes. La idea de aplaudirles era acompañarlos en esas cinco cosas; más que considerarlos héroes, bastaría reconocerlos como trabajadores con derechos.
PD: criticar y denunciar la falta de elementos de protección personal, como hace este y otros estudios, no es llamar a la estigmatización. Al contrario, es tratar de contribuir a la protección de las personas que nos protegen.
Pueden ver el informe completo en: https://drive.google.com/file/d/1Tx-eIm0K72eHw6pWZ8jVKEzufvThk2Ad/view