Víctor de Currea-Lugo | 27 de mayo de 2022
Ya sé que para el «buenismo» de los tibios sociales, que son más que los tibios políticos, no está de moda (para ellos es una moda) la lucha de clases. Además, muchos de ellos creen tontamente que a la paz se llega solo y únicamente con abrazos y con cursitos. Yo, como soy de Bosa Palestina, resentido y levantado (después les explico qué me significan estas palabras), voy a manifestar mi intención de voto: voy a votar porque quiero verle la cara de rabia a los ricos de este país.
Miren cómo van las cosas en 2022: el presidente hizo política contra Petro al igual que el comandante del Ejército, levantaron la ley de Garantías electorales para mecatearse esa platica antes de las elecciones de marzo, han estado obstruyendo el ingreso de observadores internacionales, se querían embolsillar por la derecha (así decimos en Bosa Palestina) la güevonadita de más de 700.000 votos, no dejaron supervisar el software de las elecciones por un auditor externo y, para completar, llegan informes de irregularidades en los consulados. HEHF!
Así que no me echen el cuento de la reconciliación sin que antes haya conciliación; no me creo eso de que no hay que ser extremistas, si estamos en el extremo; no me sumo al rechazo a los radicales, que son los que van a la raíz del asunto. Pero eso sí, no me aguanto los fanáticos que creen que a las preguntas fundamentales de la vida se les puede responder con una cita bibliográfica.
Sé también que Francia y Petro no van a cambiar todo y menos de la noche a la mañana, eso se llama principio de realidad. Primero, porque nadie puede hacerlo en un país como este que si lo entregan pues lo dejan saqueado y, segundo, porque los que se van pues tratarán de que no cambien nada. En todo caso, aspiro a que Francia y Petro limpien algo de tanta mierda o ¿de verdad creen que vivimos en Suecia?
Creo que Francia y Petro van a tratar de hacer de la paz algo tangible, pero los paramilitares con fusil y sus amigos con corbata tratarán de mantener la guerra. Francia y Petro van a tratar de volcar el país para que mire al campo, pero mientras importemos hasta maíz y exportemos coca y narcos el reto es difícil.
Van a tratar de meter en cintura a unos militares que han hecho lo que les ha dado la gana, que no son golpistas porque no lo necesitan. Como dijo un general cuando nombraron al primer ministro civil de Defensa, en los años noventa: que los papeles los hagan los burócratas que ellos seguirán haciendo la guerra. Con Francia y Petro por lo menos, los falsos positivos no serán una política de Estado.
Mi mamá, Ernestina, solía preguntar, después de cada trifulca política, que si con eso la leche mañana amanecería más barata. Y no era ingenua, era realista, quería resultados, como millones de pobres en el país. Tampoco nos mintamos, con Francia y Petro en el poder es posible que la leche no amanezca mañana más barata, pero con que más gente pueda comprarla en medio de este feudalismo, pues, sería una ganancia.
No será el mismo país después de este domingo, solo la esperanza de cambio ya es un cambio, aunque no sea suficiente. Claro que tratarán de joder esa esperanza, tienen los medios y la plata, sobre todos los medios de comunicación. La «gente de bien» irá por todo, claro, si dejan posicionar a Francia y a Petro.
Francia y Petro seguirán dependiendo del petróleo por un tiempo porque la transición no se hace en un día, seguiremos viendo el tenebroso “paseo de la muerte” de las EPS porque cambiar ese sistema va a ser una tarea de titanes, esa es para mi una de las cosas por las que voto y porque rechazo el ingreso de neoliberales pro-ley 100 en la campaña.
Francia y Petro recibirán un país endeudado, donde el Banco de la República, reeligió su junta directiva para joderle la vida a un nuevo Gobierno no uribista, con un fiscal que no fiscaliza, una procuradora que no procura, un defensor del pueblo que no defiende y un contralor que no controla. No va a ser nada fácil.
¿Se acuerdan de los bloqueos a Transmilenio contra Petro cuando este era alcalde de Bogotá? Pues todos desaparecieron por arte de magia apenas Petro terminó su alcaldía. Ahora volverán los bloqueos a Transmilenio y seguirán las tomas armadas de los paramilitares.
Este país no será como Suecia en dos días, ni bajará el 8 de agosto el precio de la leche; seguirá por un tiempo la guerra sobre la que paramilitares y militares tienen mucho qué decir; tendremos por un tiempo petróleo y EPS; los medios de comunicación nos bombardearán con estupideces: desde el nudo de la corbata o una cifra inexacta.
Además, las “ías” (Fiscalía, Defensoría, Procuraduría y Contraloría) afilarán sus dientes y saldrán a la cacería de mamertos que son, para redondear, todos los que votemos por Francia y Petro, así que veo, inevitablemente, detenciones arbitrarias y condenas injustas.
Veo una izquierda (no toda) creyendo que tienen el poder porque tienen el Gobierno y eso no es lo mismo, y agarrados de las greñas (así decimos en Bosa Palestina) por el adjetivo cuando el sustantivo de la realidad les traiciona su «narrativa».
Incluso, me veo en la lista de los indeseables porque no dejaré de joder y criticar cada error, como hice cuando Petro se sentó a hablar con los sionistas genocidas, cuando hizo coqueteos a los verdes neoliberales como Alejandro Gaviria, cuando recibió a Luis Ernesto Gómez en el Pacto Histórico después de lo que le vimos hacer con el Esmad frente a nuestros ojos en el paro.
¿Por qué entonces votaré por Francia y Petro? Por una sencilla razón, tan sencilla como la respuesta que me dio un campesino cuando le pregunté por qué le gustaría participar en los diálogos de paz. Él se acomodó el sombrero y me dijo: “yo quiero hablar delante del Gobierno y de la guerrilla, y no pido siquiera que no me maten, ni siquiera pido protección para mi familia o mi comunidad, tampoco para que hagan lo que yo les pida, no. Yo quiero hablar con ellos solamente para que durante cinco minutos me pongan cuidado”.
En otras palabras, quería participar para que lo escucharan. Imagínense el déficit tan brutal de democracia en Colombia que la gente arriesga su vida por cinco minutos de atención. Bueno, pues yo voy a votar por algo así de simple: porque quiero verle la cara, mejor, la jeta, como decimos en Bosa Palestina, a esa tracamanada de ricos cuando vean entrar a Francia como vicepresidenta, cuando sientan que tienen una vice mujer, negra, pobre y de provincia. Eso debe ser un orgasmo.